CONFIANDO EN LA MENTIRA

Igual que con el Bosque de Roán subimos una página que recopile todos los capítulos seguidos ^^ también pondremos los enlaces por si molesta buscar el cap. por el que vas.

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CAPITULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5


PRÓLOGO:

Tengo una vida agradable en un pequeño piso, no me puedo quejar. Aunque anteriormente había vivido con mis padres, pero ellos no me entendían y después de la muerte de mi hermano menos, siempre me echaron a mí la culpa. Aunque realmente solo le deje coger la asquerosa moto, que rato después acabaría muerto junto a ella a las orillas del mar. Pero todo eso pasó hace más de dos aunque decidí irme a en diciembre, cuando tenía 15.
A los 16 años una no puede manejarse mucho, pero estoy resolviendo los papeles para poder emanciparme.
Más o menos me las se apañar, no se cocinar muy bien pero todo se soluciona y realmente tampoco se organizarme y mucho menos limpiar. Pero eso no supone ningún problema para mí.

CAPITULO 1:

Suena el despertador, son las 5 de la mañana, me levanto más o menos a ciegas y pulso el botón, miro por la ventana y respiro, se acabaron las vacaciones vuelta al instituto, ya nada de quedarse hasta las tantas con tus amigas o tu novio hasta que llegara el fin de semana.
Voy a la ducha a ciegas (he de ir a comprar bombillas, solo que este mes voy un poco escasa de dinero y con la luz de la calle me las suelo apañar mas o menos) intentando no caerme, pero el golpe contra la silla es inevitable, ¡mierda! Tanto me costaba dejarla colocada por la noche. Me miro delante del espejo, veo que me está empezando a salir un cardenal en la pierna ¡Joder! y me voy desnudando poco a poco, me da un escalofrío, hace frío.
Abro el grifo y dejo que el agua corra hasta que empieza a salir caliente. Realmente las duchas por la mañana sientan genial. El agua se desliza sobre mi cuerpo, como una cascada, dejando así una sensación relajante y de paz.
Lo bueno de aquel piso es que a esa hora no había ni un solo ruido y puedes estar muy tranquila. Cojo la toalla y me voy a la cocina, el café esta echo de anoche y solo me falta calentarlo en el microondas. Lo dejo que se caliente mientras gira y enciendo el portátil, deseando que el vecino no haya puesto contraseña al WI-FI, porque si no debería esperar al instituto para tener acceso a Interne. Esta vez tengo suerte, me pregunto si Jorge (mi vecino) cumplirá algún día su amenaza de poner clave. Bueno espero que no. Mis amigas me habían recomendado una página web y como iba sobrada de tiempo, me meto dentro por pura curiosidad. Era una de aquellas estupideces que creaba la gente para conocer su alma gemela o amigos. Hace nada acababa de romper con mi novio, eso explicaría que a mis amigas se les hubiera ocurrido aconsejarme hacerme un perfil. Para que me dejaran tranquila me lo cree, subí una foto y tilín me sorprende el microondas, saco el café, y acabo de rellenar los datos, después me registro y apago el ordenador y me acabo el café tranquilamente.
Me visto con mi camiseta favorita de palabra de honor de un color verdoso y unos short negros que me acaba de comprar.
Cojo la mochila ya prepara anteriormente y el portátil, y subo a mi bicicleta. Ya solo me quedaba llegar a clase.
Eran las siete y media cuando llegué al instituto. Todavía quedaban treinta minutos para que comenzaran las clases pero había quedado con las amigas y amigos antes para poder hablar. Nada más aparcar la bicicleta llegaron Helen y Sara con sus respectivos novios Manuel y Carlos, nos saludamos y comenzamos a hablar para ver como quedábamos el sábado.
Ya eran menos cinco y apareció Daniela con el resto de colegas. Seguimos andando en dirección al edificio. A primera hora teníamos matemáticas. Al llegar al aula miramos a nuestro alrededor todo seguía tal cual lo habíamos dejado. Era muy espaciosa y estaba colocada en forma de gradas. Desde luego el mejor sitio para enterarse de las clases era abajo, pero como eso no era lo que pretendía me subí arriba del todo, donde casi no se veía.
Los más impuntuales llegaron a las ocho y diez, y se les veía preocupados e intentando encontrar un sitio alejado de la pizarra, pero no tuvieron suerte, ya solo quedaban vacíos los asientos de las fila primera y tercera, ya que era el primer día y todos queríamos empezar con buen pie. El Señor Juan, nos dejo hasta y cuarto para que los últimos se organizasen. Y ya a las ocho y dieciséis habíamos comenzado la clase. El hombre venía con una pajarita ridícula, y sus viejas gafas que no había forma de que se las cambiara. Su típica camiseta a cuadros y un pantalón de pana verde que le hacía todavía más esquelético. Realmente daba risa. Pero su forma de explicar y dar la clase imponían mucho respeto. Lo bueno de estos últimos dos años es que el instituto había comenzada a ser más “tecnológico” y para todas las asignaturas era obligatorio el ordenador. Así que me metí en mi usuario y como no, me dediqué a recordar viejos tiempos, conectándome a todas las redes sociales, incluyendo al nuevo perfil que me había echo está mañana. De repente me llego una petición de alguien que no conocía se llamaba Ivan y en su foto estaba muy bueno ¿Por qué no? Me pregunte…
Todo parecía encajar éramos el uno para el otro, la misma edad, los mismos gustos, las mismas tragedias incluso tenía un conejo llamado Popi… parecía tan cariñoso… Desde un primer momento tenía gran curiosidad por él. Me había demostrado que era una persona muy sensible. No como Marcos, mi anterior novio. De repente me pongo a pensar en tiempos pasados. Recuerdo que el año pasado en enero empecé a salir con el chico mas maravilloso que había conocido. La primera vez que le ví fue el dos de enero, cuando yo iba hacia mi casa y estaba congelada de frío. La calle estaba desierta y nevaba. Y yo en tirantes como una estúpida, porque había perdido la cazadora. Entonces Marcos apareció, iba corriendo, estaría entrenando para un diez mil. Entonces me miro y vió como me tiritaban los labios. Se detuvo y me dejó su jersey. Mientras me acompañaba a casa. Al llegar le dí mi móvil, y seguimos quedando hasta que quince días después me pidió salir. Yo encantada acepte. Todo fue estupendamente, amaneceres y atardeceres juntos, besos, acaricias, regalos, chuches…Al final el veintiocho de mayo fue el día mas feliz de mi vida (por el momento), estabamos los dos sentados en el parque, nos iluminaba una farola, y ocurrió algo totalmente inesperado. Empezamos a besarnos, nuestras manos empezaron a buscar sitios por donde colarse, hasta que estuvimos completamente desnudos, al principio me daba vergüenza, pero finalmente me acostumbre. Sus manos estaban frías y acarician mi torso. Entonces fue cuando se apartó de mí y sacó de su bolsillo un condón, primero me reí y al acabo de un rato acepte. Sucedió, era la primera vez que sentía a un chico dentro de mí y estuve muy a gusto. Aunque en un primer momento me dolió, fue como una quemadura, pero luego disfruté, me lo pase muy bien la verdad. Y estuvimos allí en ese parque acompañados de las estrellas y la luna, bueno y ya que estamos la farola donde escribimos nuestros nombres con permanente. Ese lugar se había convertido en un refugio mágico para mí, y me hubiese encantado congelar el momento pero eso es imposible. Sin darme cuenta una lágrima se desliza por mi mejilla suavemente y sonrío amargamente. Rápidamente mi mente pasa de ese recuerdo (el mejor) a la peor de mis pesadillas. Tras irme de casa, porque mi madre nunca dejó de recordarme lo del acantilado, la playa, la moto, la sangre y aquel chico de 16 años (yo tenía 14) con la cabeza y el cuerpo desfigurado tras el golpe. Me enteré de lo sucedido por las noticias de la televisión, me quedé pálida al reconocer a aquel muchacho tan lleno de vida, no podía llorar, no podía moverme, en ese momento era hielo. Por eso al cabo de un años (a mis 15, en diciembre) decidí salir de casa para no volver, recogí mis cosas, me contraté una abogada para poder emanciparme y dejé atrás ese año de amargura. Cuando le conté todo a Marcos y le pedí cobijo hasta que encontrara un piso aceptable (para alquilar claro) me empujó, empezó a gritar que mi hermano era su amigo, que como se me había ocurrido que era una puta… yo me quede en blanco, no sabía que iba a reaccionar así, seguí ahí delante como un monigote puesto, pero ya no le escuchaba, solo hacía unos terribles esfuerzos para que las lágrimas no se me escaparan, Marcos me miró, no se lo pensó dos veces, y me empujo contra el suelo, alcé la vista pero ya me había dado la espalda. En lugar de levantarme preferí quedarme tumbada, estuve unas dos horas pensando que hacer y a donde ir.
Cuando ya tuve solucionado el tema del alojamiento, intenté seguir mi vida normal, pero tarde en acostumbrarme un tiempo. Con Marcos la situación no mejoró, dejó de llamarme, de hablarme, de mirarme… y cada vez que veía yo que no me hacía caso, las ganas de llorar eran incontrolables.
Hasta que llegó el día en el que por primera ve desde que nos habíamos separado Marcos me dirigió la palabra. Helen me aconsejó que no fuera, que solo quería hacerme daño, pero yo era dueña de mi corazón y el latía a mil por hora, y deseaba estar en las manos de aquel chico. El me pidió que me subiera a la moto como tantas veces habíamos echo antes, al principio me negué ya que pensé en mi hermano, pero pensé que esta sería mi única oportunidad para recuperarle y subí. No sabía hacia donde íbamos, pero en el fondo se veían unas montañas. Yo estaba callada agarrada bien fuerte a su regazo. Cada vez que nos acercábamos más a nuestro destino, más me parecía que me sonara el sitio. Y empezaron las curvas, Marcos aumentó la velocidad 100, 110, 130, 140, 150…km/h, y un flás me vino a la mente, Marcos me conducía al lugar donde meses antes había fallecido mi hermano. Muerta de miedo empecé a gritar ¡Para! ¡Para! El me contestó, vas a vivir lo que vivió tu hermano. Ya solo quedaban 150, 149,148… metros para acabar cayendo al vacía por el barrancó, pero entonces…
Una voz, la del señor Juan creo, me devolvió al presente, ha detenido la clase por que mi móvil esta sonando. Cuando levanto laminada, todo el mundo tiene sus ojos clavados en mí. Estaba tiritando, las lágrimas inundaban mi rostro y yo muerta del pánico, recojo mis cosas, cierro el portátil y salgo corriendo, dejando atrás una nube de ojos clavados en mi.
El móvil sonaba porque Iván me había enviado un mensaje, tan rápido había cogido confianza con el que le había dado mi número, como no me he enterado de la conversación que he establecido con el, me apuntó en la mano con un bolígrafo: leer conversación con Iván. Consigo calmarme y decido que no voy a ir a la segunda clase. En su lugar estaría en la cafetería. Me recorro unos cincuenta metros andando y ya he llagado, al entrar suena chilin chilin, este ruido suena cada vez que una persona entra o sale de la cafetería, antes servía para avisar a la camarera que entraba o salía gente, y asegurarse de que no se iban sin pagar. Al principio la gente dejó de robar, pero un listillo tuvo la idea de sacar la comida por la ventana del baño o sino escaparse el sin pagar. Así que Carmen (la camarera del local) tiene que estar vigilando constantemente. Y la alarmita se quedó como recuerdo.
Voy andando hacia una de las pocas mesas que hay. La verdad es que la cafetería es muy vieja. Y mientras me dirijo a sentarme se escucha la puesta cerrase, armando un gran alboroto, las tablas del suelo, por las que mis pies se deslizan forman una gran orquesta de chirridos, el grifo gotea, sonando un continuo chof chof… La verdad es que este sitio es un gran concierto. Cuando me siento en las segunda mesa de siete que hay, dejo la mochila, coloco el portátil en la mesa y respiro suavemente. Estaba sola en la cafetería, aunque notaba en mi cogote un par de ojos, claramente conocidos, y se oían unos pasos que se acercaban hacia mí:
-Buenos días Carmen
-Jjajajaja me alegro de verte, ¿Qué tal el verano?-Carme y yo somos muy amigas, ella siempre a sido muy amable conmigo, me ayudó a encontrar un piso en alquiler cuando Marcos me rechazó. Tiene 19 años, hermosa y muy esbelta, la verdad que es ese tipo de tías a la que un chico miraría y soltaría ¡Que buena esta! Mide 1.75 c, tiene el pelo lleno de tirabuzones muy juguetones y de un castaño brillante. Sus ojos son sinceros, de un color marrón-verdoso, que según la tonalidad que adoptan se puede saber su estado de ánimo (triste, preocupada, alegre, feliz…) Es muy lista e inteligente, pero tuvo que dejar los estudios a los 15 años, por que se quedó embarazada de un indeseable, es lo único que no entiendo de ella, con el coco que tiene, que se juntara con gente de tan mala fama: drogadictos, machistas, alcohólicos… Antes siempre le preguntaba quien era ese gilipollas, y porque no se hacía cargo de su niño, ella miraba hacia otro lado, sonreía y me contestaba igual día tras día que mas da eso ahora, al final lo deje estar, y supongo que me quedaré con la duda. Al dejar los estudios sus padres la echaron de casa y se metió en uno de esos albergues que ofrece la Comunidad de Madrid. Cuando abandonó el instituto ella tenía 16 y yo 13, aunque nos sacáramos tres años, éramos mejores amigas, nos conocimos un día de otoño, que ella se resbaló en un charco y yo la ayudé a incorporarse, empezamos a hablar y amigas nos hicimos. Después de muchos esfuerzos salió adelante y ahora tenía novio, y dos trabajos de camarera en la cafetería y otro en una discoteca, además como era muy trabajadora, le salían otros empleos como niñera, secretaria, paseadora de perros (todos estos temporales)… Se las apañaba muy bien. Además tenía una niña muy mona, que ahora tendría cuatro añazos. La fui a ver al principio del verano. Tenía unos ojitos de lobo, como los de su madre, y también había heredado su esbelta figura y esos tirabuzones tan graciosos, pero era pelirroja y con pecas, que había conseguido por su padre, todo eso hacía que pareciera muy inocente. Bueno, al menos Carmen tuvo bueno gusto para elegir al chico, era un guaperas, un idiota pero guapo. Entre ella y ese hijo puta se creaba un resultado fabuloso, los genes eran positivos por ambas partes y eso hacía que la mezcla fuera una criatura bellísima. Seguro que cuando sea mayor será la más guapa de todo el instituto, al igual que su madre.
-Muy bien y vosotras ¿Qué tal estáis?-la miro, y la guiño un ojo como siempre hacíamos.
-Pues yo muy bien, aunque Carlota esta mala, tiene la varicela, pero el pediatra ha dicho que se curara pronto- los ojos de Carmen pasaron de un tono verde a uno marrón oscuro, so era señal de que estaba muy preocupaba y que le daba igual lo que le hubiese dicho ese pediatra. Como se que intentar tranquilizarla solo haría que se cogiera un brote conmigo dejo estar su comentario y sigo hablando.
-Bueno pues dale un beso de mi parte y dile que se recupere pronto, que ya me pasare a veros y que la tengo una sorpresa preparada.
-Oh gracias, pero no hacía… - en ese momento la interrumpí
-Carmen, dejalo anda que lo hago con gusto esa preciosidad se merece de todo, ya sabes que lo único que no me gusta de ella es el nombre- las dos nos reímos- no se como fuiste capaz de ponérselo.
-Anda que, bueno a mi me gustaba, en fin Coco te pongo un cafecito?
-Ujummm ese apodo tampoco me gusta, y te lo dije- digo entre risas
-Pero a mi sí, te pega
-Anda que tienes mal gusto para los nombres-las dos nos reimos como locas, y ella se va hacia la barra, para empezar a preparar el café, pero entonces le digo-Carmen, para.
-Si ¿qué ocurre?
-Hoy me salto la dieta-me rió-ponme un chocolate caliente y un cruasán de esos tan bueno que tenéis.
-Mmmm lo siento no nos quedan cruasanes, se han agotado, tus profesores son muy golosos- un segundo de silencio - bueno ¿te pongo unos churros?
-Venga vale unos churros calentitos- abro el ordenador, y cesa la conversación, pensaba mirar lo hablado con Iván, pero por la puerta entran una pareja muy maja, que había conocido cuando estaba con Marcos, y otro chico que era nuevo. Este último era increíble, estaba muy bueno, dos pircings, un tatuaje. Iba escuchando rap y se sentó en la mesa conlindante a la mía. Lo único raro es que parecía que tenía 30 años. Le sigo mirando, y veo que saca su ordenador y de repente dejo de fijarme en el porque Ivan me ha hablado, decido contestarle:
-Ola nena!!! ¬¬
-Ola
-Q tl, ya mejor? Como te fuisté sin +
-Bueno en la cafetería y tu?
-yo?¿?¿? pues en un lugar bastante ruinoso
-¿¿?¿?
-A ver no se, ai una chica mu mona, un par de maricones y cucarachas
-EEeeee!!! Maricones!!!! Eres homófobo o gilipollas
-Tía era broma
-Mira dejame vale, ya hablams, los gays son mas que maricones, son personas muy amables que te respetan y te quiern tal y como eres!!! No estoy de humor
-Nena que no es para tanto!- en ese momento suena el reloj de cuco que hay en la cafetería, es la hora del recreo, la cafetería se llenará dentro de unos segundos, decido cerrar el ordenador ¡pero quién se habrá creído que es!
Voy a pagar, pero Carmen me hace una seña de que a esta invita la casa, así que me despido de ella con la mano, ya que todo esta lleno de adolescentes hambrientos (raza muy peligrosa). Me quedo cinco minutos más en el local, cuando me voy a ir, miro a ver si está el chico buenorro, pero se ha largado, entonces encuentro a Carmen al lado mió:
-Qué bueno estaba ese treintañero ¿no?
-Estar al lado tuyo es un peligro Carmen, me tienes que enseñar a leer la mente eeh!
-Bueno es que estaba claro que le estabas mirando. Se conservaba mas, tendría entre 26 o 35, es complicado de saber… aunque no sé que hará asi…
-A bueno… en fin dale un beso a Carolina- nos guiñamos un ojo mutuamente, es nuestra despedida, al igual que el saludo. Y salgo por la puerta mientras Carmen se dirige a la masa de alumnos para atenderles o al menos intentarlo.
El recreo dura 30 minutos, pienso en reunirme con mis amigas, por tanto voy a buscarlas, pero resulta que las han castigado a ellas y a toda la clase, pues vaya, aunque me alegro de no haber acudido a segunda hora, si no estría castigada. Pienso a donde ir y finalmente me decido por dirigirme a la biblioteca, mientras ando tengo la sensación de que alguien me observa, pero como siempre la tengo desde la muerte de mi hermano lo dejo estar, ya que no se por qué me ocurre.
Alguien me llama al móvil, es la policía:
-Si¿?
-Es usted la hija de los Sierra
-Si ¿por qué?
-Mire no quiero preocuparla pero ha de venir a comisaría en seguida, adios
Capítulo 2


Cuando colgué el teléfono no estaba segura que hacer, por un lado llevaba sin ver a mis padres un año, y no quería volver a mirarles nunca más. Pero por otro lado son ellos los que me han criado, aunque fuese mal, y si me ha llamado la policía, por algo sería.

Suena el timbre del final del recreo, decido que me voy a perder también la tercera hora. Sigo caminando, un poco, bueno, bastante nerviosa, hasta que al final me acabo saliendo del instituto, cojo la bicicleta y me voy a una ladera que hay a unos quinientos metros. Necesito pensar y aclarar mis ideas.

Le pongo el candado a la bicicleta y me aseguro de que este bien puesto. No era la primera vez que robaban una bicicleta en aquel sitio y no quería que la siguiente fuera la mía.

Voy a una zona llena de césped, dejo la mochila y me tumbo. Las nubes formaban diferentes figuras, siempre me ha gustado este juego, desde pequeña jugaba con mi hermano a ver quien hacía más figuras, la verdad es que nos lo pasábamos muy bien. Y buscar formas entre las nubes me relaja mucho, y me sirve para reflexionar. Cada vez que me dedico a esto me viene a la mente mi hermano, no nos llevábamos muy bien, pero teníamos un vínculo muy fuerte, estaba segura de que algo nos unía, pero no únicamente la familia, no se que es. Estoy segura de que cuando le dejé coger las llaves de la moto fue por algo, sus ojos me lo pedían, en ellos había preocupación y rabia, parecía enfadado pero muy asustado. En este momento me doy cuenta que era la primera vez que al pensar en Alex (mi hermano) no lloraba si no que siento unas especie de náuseas y mareos tremendos, estoy segura de que mi hermano escondía algo, he de averiguar que era, y porque murió, en este momento tengo una nube de ideas a mi alrededor, ninguna se aclara. Pero de lo que estoy segura es que si mi hermano ahora mismo estuviese aquí en mi lugar, iría a comisaría. Me levanto de golpe y me dirijo a la bicicleta, no he de perder más tiempo. Miro la hora, todavía no son ni las doce.

Ya estoy en la carretera, menos mal que no tengo todavía coche (entre otras cosas por mi edad, si no ya me abría sacado el permiso de conducir) ya que la carretera esta colapsada, ha habido un accidente múltiple, pero como tengo prisa paso de largo, la comisaría esta a unos 21 Km. de aquí, es decir, en bicicleta tardare una hora aproximadamente, y eso me pone todavía más nerviosa. Es mucho tiempo.

Cuando descubro el mal estado de la carretera por al que voy, los ánimos se van hacía abajo. Esta todo lleno de baches, y no hago más que votar, tardaré una hora y media como mínimo. Pero bueno sigo, no hay que parar, siempre tendrás todo lo que quieras conseguir, mientras sea razonable.

De repente giro la cabeza, y me doy cuenta de que un coche lleva siguiéndome más de media hora, le dejo hueco para que me adelante, pero claro, el coche no me pasa, si no que se detiene. Me pongo nerviosa, ¿qué querrá? Decido seguir, hasta que algo me lanza por los aires. Miro a mí alrededor, el coche me ha empujado, y se larga, pasando de mí. No me da tiempo a aprenderme la matricula y encima el codo no deja de sangrar. Intento ver el estado de la bicicleta, pero está todo negro. No puedo moverme. Noto como mi cuerpo se queda quieto y espero, espero, espero… al final me acabo duermiendo.

Mi mente vuelve a aquel día. Llovía, y yo estaba en el asiento trasero de esa moto que se dirigía al vacío, Marcos Marcos!!! Me esforzaba para que me escuchara, pero no me hacía caso, cuando quedaban 80 metros, deje de gritar, la garganta me ardía, mis lágrimas se fundían con la lluvia, y la brisa hacía que todo aquello pareciese una pesadilla. Entonces aparece la cara de mi hermano. Eso es nuevo.

Yo solo tenía pesadillas con el recuerdo y lo que ocurrió de verdad, pero mi hermano nunca aparecía. ¿Por qué ahora si? ¿qué ocurría?.

Noto como voy despertándome, asustada, gritando, sudando, y con lágrimas.

-¡Pero qué rayos… ¡!! ¿Dónde diablos estoy?- consigo suspirar, después de abrir los ojos. Me encuentro encerrada, en una habitación sombría. No hay ventanas, el fondo es negro. Y si tienes un oído fino, puedes escuchar a las ratas, roer yo que se qué… al principio, pienso en un hospital, pero no encaja, estoy en un lugar que se parece aun despacho, hay una mesa con miles de papeles desorganizados al lado de un ordenador muy antiguo, y una silla verdosa llena de roturas… Pero es muy extraño que en una oficina haya una cama… miro fijamente donde estoy tumbada (mientras me incorporo) y resulta que es un sofa-cama. Al otro lado de la puerta oigo unas voces y unos pasos, cada vez se escuchan más altos. Decido que voy a hacerme la dormida, me vuelvo a tumbar, justo a tiempo, ya que un segundo después el pomo de la puerta lo giran. Entran una mujer de mediana edad y un “policía”.

Aaaah ya se donde estoy, es la comisaría. La recordaba de cuando era enana, y siempre me ha parecido una mierda. Desde el primer momento que la ví para acompañar a mi madre a denunciar que la habían robado. Era muy desordenada, los policías eran unos viejos verdes que se pasaban el tiempo jugando al póker y bebiendo anís. Pfff … bueno al menos el destino a sido justo, y he llegado a comisaría. Jajajaja tiene su gracia y todo, pero que hacía allí, lo único que recordaba era que un mamón me había lanzado en volandas. Paro de pensar, ya que me puede la curiosidad y antes de que el mujer y el hombre se sentaran, hago que me estoy levantando.

-aah! Que dolor, pero donde, donde estoy¿?- digo mientras bostezo descaradamente

-Hija- dice el hombre- no hace falta que finjas jajajaja- al reirse, me siento ridícula, me han pillado, se me da muy mal mentir. Pero ver a aquel señor reirse era buenísimo. El bigote se deslizaba de arriba abajo.

-Mmm bueno vale, y ya que me ha pillado, ¿me puedes decir donde estoy y que hago aquí, o simplemente por qué me han llamado antes?- digo con tono de enfado, para no sentirme tan ridícula

-A ver vamos por pasos jovencita, primero no debe usted nunca mentir a la ley, como acaba de intentar hacer con su “levantar”; segundo, es usted la que venía para comisaría, ya el señor Pablo le comentará para que la hemos llamado, y tercero pero no menos importante; ¿vas a querer denunciar al que le lanzó por los aires?

-No puedo denunciar- pienso, la forma de explicarle que no he conseguido aprenderme la matrícula, pero antes de que pueda seguir hablando, la mujer que estaba al lado del hombre con mostacho, me está mirando la frente, entonces toca en un punto determinado, noto un escozor, y unas manchas de sangre caen al suelo- ¿qué es esta sangre? ¿Es grave? ¿Qué tengo?...- me pongo muy nerviosa, la sangre me marea y cada vez cae más al suelo, parecía una pesadilla, la mujer me agarra de lo hombros y me dedica una sonrisa

-Por favor relájate, solo es una simple brecha- contesta amablemente

Pero mi contestación hace que cambie de humor- ¡Qué me relaje! Esta usted loca, se le va la pinza, estoy sangrando, en una oficina de mal a muerte, en la que se me va infectar la herida, con un gordo con pantuflas y y y… con una vieja que no tiene ni idea. No se para que coño me han llamado, pero la jugada me ha salido por el culo ¿sabe? – La miro a los ojos desafiante; y noto como sus ojos se encorvan y me mira con desprecio, pero el hombre decide intervenir, antes de que ella contraataque y acabemos las dos tirándonos de los pelos.

-Mira señorita Sierra no puede usted tratarnos así, solo intentamos ayudarla, no sabemos nada de su caso, para eso esta Pablo y esta vieja como tu dices, es la enfermera, que te ha encontrado en la carretera, y te ha traído hasta aquí. Ella te ha curado la brecha, que es gigantesca por cierto, que tienes en la cabeza. Y si no hubiese sido por Marta (la enfermera) estarías todavía tirada en la cuneta, o simplemente muerta, ya que cualquier coche que parara a hacer un descanso te hubiera atropellado. Así que le pido que considere pedir perdón.- Muerta de la vergüenza asiento y susurro un perdón casi inaudible. Pobre mujer…

-En fin yo creo que me voy a ir ya, que no se te olvide Manolo (el policía) que después del interrogatorio hay que llevar esta cría al hospital. Le atenderá Cristina, una amiga mía. Gracias por todo

-Gracias Marta- La enfermera sale por la puerta, dejando esta abierta, pero la corriente que entra desde el pasillo es tan fuerte, que se cierra rápidamente, provocando un enorme portazo. Luego solo se escucha silencio, miro a Manolo sentarse y este empieza a organizar papeles, decido no molestarle y me pongo a pensar. Al cabo de cinco minutos llega Pablo. Manolo me conduce al despacho de este, pero no nos intercambiamos ni una sola palabra.

Al entrar miro a mi alrededor. Esta oficina, era mucho más nueva, estaba toda llena de librerías, la mesa era de cristal, tenía unos ventanales enormes, por los cuales se podía ver la carretera y el día negro, una televisión de 100 pulgadas y lo que más me sorprendió es que no había nada de desorden. Estaba todo perfectamente colocado y sin una gota de polvo. Parecía que Pablo era un hombre muy exigente y trabajador.

Manolo me deja dentro de aquel lujoso despacho y se despido con un simple adiós, ni me inmuto, paso de responderle.

-Señorita Sierra- alzó la mirada de una alfombra muy graciosa, y me encuentro con un chico de alrededor de 25 años, ojos verdosos y un cuerpo… sin palabras… supongo que este tío es Pablo – ¿no tiene usted modales? o qué, ¿en su casa no la han enseñado a comportarse? A no perdona, que dejó tirados a sus padres- golpe bajo, sus palabras van directas al corazón, me están haciendo mucho daño , pero quien rayos se ha creído este tío- bueno aun así en los 15 años que pasó con ellos debería haber aprendido a saludar y a despedirse ¿no es así?- asiento ligeramente, aunque mi verdadero yo le hubiese contestado, no estaba para cachondeos o historia ahora.

-Bueno señor Pablo, ¿me podría decir para que me han llamado o usted tampoco lo sabe?

-Directa al grano así me gusta, bueno pues verás, no se si al venir has visto un accidente de coches- me quedo un minuto callada y hago un esfuerzo por recordar- eso es un si claramente, pero por la expresión de su cara, puedo concluir que pasaste sin preguntar- que toca huevos es, a la próxima le contesto- si estas pensando en contestarme, te recomiendo que mejor no lo hagas- vale y encima es como Carmen, lee la mente… me saca de quicio, en fin no me queda otro remedio que escuchar…-bueno pues el accidente ha sido provocado, cuando una viejecita y su nieto cruzaban la carretera sin semáforo, por tanto es culpa suya, y un coche estaba pasando, este a intentado esquivarles pero a sido imposible. Ha pasado por encima del pie de la señora, pero el niño ha acabado arroyado y …- ya no aguanto más.

-Pablo perdona que te interrumpa pero ¿por qué me está contando esto?- le digo con un tono vacilante

-Anda que yo que estaba intentando que quedara bonito- dice con cierta ironía- pues nada, que tus padres eran los conductores que han intentado no atropellar a esos dos, iban a verte para darte esto- se aproxima a un armario que no había llegado a ver, y saca una caja de cartón envuelta en celofán- no sabemos qué es, pero preferimos que lo averigües tu sola- me siento extraña, mis padres han tenido un accidente, porque una vieja chalada y su puto nieto no han respetado las normas de tráfico. La ira se confunde con la tristeza, provocando un sentimiento de asco hacía esas dos persona enormes

- Y mis padres ¿están bien? ¿O muertos?

-Mira ni una cosa ni la otra- la cara de Pablo se había vuelto más dulce, parecía que me comprendía-Tus padres al intentar salvar a esos dos, hicieron un giro muy brusco, provocando un accidente múltiple. Por eso la carretera está tan colapsada. Los coches de ambos carriles chocaron unos con otros.

-Mire no me ande con rodeos ¿Mis padres?

-Bueno creo que mejor que vayas al hospital y lo compruebes tú- un brillo se puede observar en mis ojos, si voy al hospital significa, que estan vivos. Pero aun así vuelvo a preguntar pero esta vez con ilusión.

-¡Pablo! ¿mis padres? Joder

Muy serio, viendo que quería una respuesta inmediata responde -En coma, no se sabe cuando o si despertaran

CAPÍTULO 3
Cuando Pablo me da la noticia, le miro desafiante a los ojos, no se expresar mis emociones, las ganas de llorar por enésima vez son insoportables. Pero delante de este impresentable, no me pienso poner a llorar. Cojo el paquete que ha depositado Pablo anteriormente en la mesa, y salgo corriendo, no paro, llevo 15 minutos sin parar de correr, pero decido detenerme, el paquete pesa mucho y es muy grande. ¿Qué llevará dentro? Bueno ya lo mirare luego. Ahora lo principal era coger el autobús para… ¡Me cago en la puta! Me he olvidado mi bolso, con el metro bus, dinero, DNI… en comisaría. Pero antes de que me de media vuelta, me encuentro a Manolo subido en su moto, me lanza el bolso, pero no me da tiempo ni a darle las gracias, ya que continua su camino. Me ha evitado volver a comisaría y saludar a ese policía tan gilipollas, ya se lo recompensare a Manuel con unas pastas o bombones.

Bueno, a unos 30 minutos andando tranquilamente hay una parada de autobús así que me dirijo hacia allá. Mientras mis pies se deslizan sobre el asfalto, recuerdo las palabras de la enfermera, “cuando salga del interrogatorio debería ir al hospital” me río para mis adentros. Siempre he odiado los hospitales, y la brecha ya no sangraba tanto, al llegar a casa me pondría un poco de hielo y solucionado.







Por fin llego a la parada, quedan 8 minutos para que venga mi autobús. Así que cojo asiento y me pongo a pensar. Pero de repente una voz me saca de mi burbuja. A ese chico lo he visto antes, es el de la cafetería, tiene una voz perfecta:

-Tu niña, ¿qué haces aquí?- ¿por qué me habla en ese tono? Qué le he hecho yo… Hoy todo parece ir en mi contra, bueno decido no contestarle y seguir a lo mío, pero me pongo los auriculares y los conecto al móvil. De repente siento que algo me empuja, y de un golpe me arranca los auriculares.

-Pero bueno anormal, ¿quién coño te has creído?- esa frase me sale disparada. Pero en cuanto mis labios se cierran, me doy cuenta de que ha sido un error, ese tío, me saca cabeza y media, es mayor que yo y encima esta muy fuerte. Qué hacia ahora… mis ojos se han bajado, estoy mirando mis pies, deseando que todo esto acabe. Pero cuando levanto la mirada, observo sus ojos, llenos de ira… o o … madre mía y ahora qué hago yo… decido optar por lo mas sencillo-perdona, es que llevo un mal día-

-Bueno niña aquí tienes tu puto móvil, pero cuando te hablo me contestas, ¿no deberías estar en clase?

-Ya es que me ha llamado la policía para…- en ese momento, decido, que no voy a dar información de nada, a un tipo como aquel, justo ahora, acaba de llegar el autobús. No pienso seguir hablando con el, así que nada más abrirse sus puertas subo corriendo. Encuentro el metro bus enseguida y rápidamente me siento. Veo que el chico ese tan raro, esboza una sonrisa, y me pregunto el porqué, bueno que más da yo estoy sana y a gusto. Decido no comerme más el coco, el auto bus arranca, miro por última vez al hombre, y veo que tiene entre sus manos mi caja. Cómo he podido ser tan tonta… me cago en la puta. Pienso por un momento. Lo que quería aquel hombre desde el principio era la caja, ¿qué habrá dentro, si era de mi hermano…? No me lo pienso dos veces, me levanto, y consigo que al final el conductor me deje bajar. Ese muchacho al verme sale corriendo, le persigo, otra carrerita hoy… pues vaya. Mis piernas no dan más de sí, esto es una carrera, como el gato y el ratón. Al doblar una esquina, le pierdo la pista. ¡Mierda, seré tonta! Bueno calma…

Miro a mi alrededor ¿dónde estoy? No he visto nunca esta zona, sigo todo recto y desemboco en la calle donde… donde vive Marcos. Pero que… algo me da en la cabeza, y alguien me saca en volandas, noto un líquido entre mis dedos, cuando abro los ojos me mareo, es todo sangre.

Miro alrededor mío, estoy otra vez en la parada de autobús, y tengo el paquete entre mis manos, abrazado con fuerza. Creo que todo esto lo he soñado. Ya que me debo a ver dormido y mi cabeza se habrá dado contra la columna de acero de la parada. Aunque tengo la sensación de que todo ha sido real.

Bueno decido ponerme un trozo de papel en la cabeza. Llega el autobús y me subo, me siento tranquilamente y me duermo, ya que mi parada era la última, Ya he llegado, me bajo, ando 5 minutos y por fin en mi casica. Al entrar noto todo más desordenado. Parece como si alguien hubiera intentado encontrar algo y como no lo ha hallado (o sí, vete tu a saber), se ha ido sin recoger nada, decido no llamar a la policía, con lo anormales que son, no me ayudarían, de echo creo yo que me regañarían porque no me acuerdo si esta mañana cerré con llave la puerta. Qué mas da, quien fuese, se había marchado ya, y sin encontrar lo que andaba buscando (espero). Aunque no me hace ninguna gracia pensar que alguien había estado hurgando entre mis bragas…

Me voy a quitar los zapatos aunque antes dejo la caja en una mesa que tengo bajita, de madera y bastante ruinosa, pero es lo que hay. Lanzo un zapato y luego el otro, já que más da el desorden. Ya me da igual. Voy directa al baño y cojo agua oxigenada, la herida ya sangra menos, pero aun así se que debo desinfectarla, en el momento que aquel asqueroso líquido se pone en contacto con la piel, pego un chillido. Buaaa!!! Qué dolor! Se nota que la hérida está infectada, de esta empieza a salir espuma blanca y venga salir. Yo diría que debo ir al hospital a que me lo miren. Bueno me pongo a pensar, mientras el agua oxigenada acaba con su labor.

Iría al hospital a ver a mis padres y saber lo que había ocurrido con exactitud, si uno de los dos estaba despierto, claro; después pediré a una enfermera que me cure la heridita de los cojones, y luego ya de noche y con calma abriré la caja.

Acabo de secar la herida y pongo una tirita. Cojo la caja y la escondo debajo de mi cama por si vuelve a entrar el fisgón ese. En el bolso que tengo mas a mano meto las llaves, DNI, y el móvil. Por último cojo veinticinco pavos de la hucha del cerdito. Voy a ir andando, ya que el hospital está muy cerca de mi casa. Salgo y doy dos vueltas a la cerradura con mi llave, me aseguro de que halla cerrado bien aunque no servirá de nada si alguien quiera entrar…

Al cabo de cinco minutos, doblo una esquina y ya diviso el hospital. Es enorme, me va a costar muchísimo encontrar a mis viejos. Cuando llego a la entrada, las puertas se abren, son mecánicas y de cristal. Algún graciosillo ha grabado una polla en el cristal, la gente se aburre mucho. Me deslizo hacia dentro, intentando no llamar la atención, y lo primero que veo es a grupos de familiares, algunos contentos y celebrando una victoria contra aquella enfermedad que tenía uno de sus componentes y otros llorando porque no ha podido escapar su hermano, hijo, tío… de aquel pozo sin fondo, comas, enfermedades crónicas, o simplemente la muerte.

Venir aún hospital es lo más deprimente del mundo, nunca sabes cuando te puede tocar a ti, vivir aquellas situaciones. A medida que me acerco al mostrador donde están las enfermeras que te atienden, las guapitas, a las que no les sobra ni un kilo, que tienen unas tetazas, una estatura perfecta y sobretodo que son tan bordes. Me acerco a la que parece más eficaz:

-Buenas tardas, necesitaría localizar a mis padres

-Mira niña, aquí todos necesitamos localizar a alguien o te das prisa o te largas- su voz era super irritante y me dieron unas ganas de mandarla a cagar enormes. Pero era mi única posibilidad de encontrar a mis padres en poco tiempo.

-Si perdona, busco a los señores Sierra, los han ingresado hoy por un accidente de co…- en ese momento la tía esta me corta

-Que me da igual lo que haya pasado, habitación número 666

-Grac…- antes de que pueda acabar la palabra me interrumpe

-A ti- su voz era ya casi un susurro, me giro y empiezo a andar, vuelvo un momento la vista a atrás y observo como aquella pedorra está hablando con un chaval que acaba de llegar de la calle… parece su novio, y lo más extraño es que aquel chico también me suena a mí, al menos la cara. Cuando me quiero dar cuenta, vuelvo a estar en el suelo, me he chocado contra un anciano. Este no se ha caído porque se ha podido sostener contra la pared, menos mal… aun así no me libro de la reprimenda:

-Si es que los jóvenes de hoy en día no miráis por donde vais, sois unos irrespetuosos…- su voz era tenue, y encima hablaba a cámara lenta, la única forma de librarme de ese hombre era llorando. Así que con todo mi esfuerzo las lágrimas brotaron como una fuente y el ancianito dijo-bueno bueno, que no es para tanto, ale hija ve con dios

-Gracias y disculpe- me levanto del suelo, sigo caminando hasta la sexta planta, habitación 666. Qué tópico… ahora resultará que está el diablo dentro… Antes de abrir la puerta noto un leve mareo, será la tensión. Entro a aquella habitación. La pared, suelo y techo blancos, hay una ventana que da vista al parque que hay abajo en el patio para los niños. Y dos camas separadas por lo único que no es blanco de aquella habitación una cortina.

Reconozco aquellas figuras humanas, cada una esta en una cama diferente. El pánico recorre mis venas. Hacia dos años que no les veía y era la primera vez después del juicio… Me siento en una silla que hay y me pongo a leer los informes médicos. No me dan más datos de los que tengo. Un accidente múltiple de coche, ha provocado que tengan un coma temporal o crónico, todavía no se sabe.

Me levanto y me pongo a mirar por la ventana, se puede ver a los niños jugueteando con los balones, a dos niñas saltando a la comba, a un padre riñendo a su hija… Todo esto me lleva al pasado, recuerdo que cuando tenía ocho o nueve años estaba en el parque con mi padre. Él estaba en un banco leyendo el periódico, a la sombra de un árbol. Y un niño muy malo, me lanzó mi pelota a la calle. Fui corriendo y sin pensarlo hacia ella, esta, rodaba hacia la carretera, y entonces mi padre me cogió del pelo muy fuerte, fue la primera vez que me “pegó”. Su rostro estaba lleno de ira y no decía más que insultos. Al principio me enfadé mucho con él, pero al paso de los años comprendía que lo hizo por mí.

Cuando consigo despejar mi mente de aquel recuerdo, me acerco a la cama de mi padre. Se le veía en su mundo, e incluso a veces parecía que me sonreía. Le cojo de la mano…-¿Por qué papa? Joder siempre me dijisteis ten cuidado con los coches, que hacen mucho daño… y al final sois vosotros…

Como veo que mis palabras no sirven para nada, pienso en ir a la cafetería, pero por si acaso dejo en la habitación mis cosas. Si uno de los dos despertaba se daría cuenta de que estoy en el hospital. Salgo por la puerta y llamo al ascensor. Justo cuando me voy a meter dentro, veo como sale disparada una enfermera hacía la habitación de mis padres. No me lo pienso más de dos veces. Corro y entro en el frío cuarto y mis esperanzas desvanecen.

Una enfermera me explica rápidamente, que mi padre había despertado con el ruido de la máquina de mi madre. Esto significaba que mi madre había tenido un paro cardiaco y que mi padre se ha puesto tan nervioso que se ha desmallado.

Ahora mismo veo como sacan a mi madre con la camilla, la llevan al médico para darle descargas y reanimarla. Ya no aguanto más y mi cuerpo se desvanece en un paisaje negro y acogedor. Aquí hace calor.
 
CAPÍTULO 4


 
No se donde estoy, solo noto que mi subconsciente intenta decirme algo, pero no se qué es. Hago un esfuerzo para abrir los ojos, pero me es inútil. Qué esta pasando. Oigo los ruidos del exterior, como alguien va y viene constantemente, pero mi vista falla, intento mover los labios, no lo consigo. Y decido pensar. Mi último recuerdo fue… fue… cuando ví a mi madre en la camilla con un paro cardiaco. Entonces me desmayé creo.
Pero ¿por qué? No entiendo nada, hoy debía ser un buen día, con los colegas en el patio, mi bici, mis redes, los profesores plastas… y en cambio ha sido un día rarísimo, mi estado de ánimo actual es… es… nulo ¿?¿? ni siquiera se como me encuentro… que raro es todo. Es como si no pudiera hacer nada, solo pensar, oler y escuchar.
Una persona o más bien dos, diría yo por el ruido, se dirige hacia mi habitación. Un olor a tabaco se nota en el ambiente. ¡Pero que cabrón! A quién se le ocurre fumar en la habitación de un hospital. Bueno me relajo, a ver que pasa:
-Mira la niñata, está viva, al final no la has matado joder- Qué???? Pero pero pero pero pero pero, qué ocurre, creo que ese hombre, mejor dicho joven (por la agudez de la voz) se ha equivocado de cuarto porque si no, deduzco que me quedaran unos pocos días de vida-Eres un puto inútil- le está hablando a otro persona, es decir, tengo razón son dos.
-Lo siento, he hecho todo lo que he podido. Pero no iba en el coche con sus padres, no se tomó la merienda y en su casa no encontré lo que me pidió.- la voz, su voz la había escuchando antes ¿pero en dónde?... Vale, se ve que estos me quieren matar pero que he hecho yo ¿?
-Mira esta mocosa lo debe de saber todo, además ya te dije que no se hablaba con sus padres, ¿eres tonto? A quién coño se le ocurre provocar el accidente de tráfico, menos mal que todavía la policía no se ha dado cuenta de que esta todo amañado-su voz empieza a ser cada vez más alta- eres un puto anormal, tío que si no se habla con sus padres ¿qué iba a hacer en su coche?- ¿qué se qué? Un flás me devuelve a un recuerdo, pero no se a cuál, es todo tan confuso, lo único de lo que estoy segura es que esa primera voz… la he oído al igual que la otra. Conozco a los dos tíos que están hablando, y por lo que se escucha ellos también a mí y me quieren matar por… por… no se… porque les apetece. La gente cada vez es más rara. Otros pasos me sacan de mi pensamiento absorto.
-Ssssh!! Tío que viene alguien, ¿qué hacemos?
-Mmmm vamos, escóndete debajo de la cama, yo haré de su novio- parece que es el jefe, ya que el otro es como su empleado o un amigo muy fiel
-Pero que dices, estás majareta, ¡Qué los pantalones son nuevos y blancos!
-Para eso eres mi amigo, y encima te llevas una propina- acerté. Un ruido me hace pensar que l chico acaba accediendo y se esconde debajo de mi cama.
Un minuto de silencio pasa volando, y la enfermera llama a la puerta justo cuando el joven me agarra de la mano y empieza a susurrar: te quiero, te pondrás bien, mi amor, fuiste todo para mí no te vayas, ¿por qué tu? Lo mejor de todo esto es que el chaval parecía sincero, pero si me quería matar! Que hijo puta…
-Chico, lo siento mucho no son horas de visita- era una voz femenina, pausada pero dura. Siento como algunas gotas de agua… (¿serán lágrimas?) caen sobre mi brazo.
-Usted no lo entiende!! No ha querido nunca a nadie, no sabe apreciar el amor. No me voy a ir de aquí, ni aunque llame a seguridad- La voz del muchacho da grima, finge muy bien y sus palabras dan pena, muchísima pena.
-Mira tu no tienes permiso para estar aquí así que largo- su voz sigue igual, no se ha alterado, pero se nota que se está enfadando.
-Mire doña perfecta no es mi culpa de que mi novia esté así, la quiero y voy a quedarme con ella ¿lo entiende?- la voz del chaval pasa de triste a enfadada y con mucha rabia.
-Bueno tienes una hora, cuando vuelva no te quiero ver aquí, y por favor dile a tu amigo que salga de debajo de la cama, que se le ve mucho- jajajaja la chica pilla todas, debe tener experiencia.
-Eso ya lo veremos. Venga tío sal, deja de hacer el mongol- noto movimiento debajo mío, unos zapatos se dirigen a la salida cuando… oigo un plas, como un golpe.
-Pero que haces so cerdo- la voz femenina está por primera vez muy alterada, suena como sí la chica a continuación le hubiese golpeado la cara- como me vuelvas a tocar el culo te mato
-Venga churri que estás muy buena- el chico que estaba debajo de mi cama a debido tocarle su culito y esta se a enfadado… pero que situaciones estoy viviendo y yo sin poder verlo… me cachis
-Mira he dejado a tu compañero quedarse, pero a ti te voy a echar inmediatamente
-Venga tío déjala, es idiota- el *jefe* esta interviniendo
-Tío que no me sale de los huevos, la quiero para mí- ha ignorado por completo a la enfermera y cada vez noto mas tensión en el ambiente-venga nena desnúdate
-Vete a la mierda- todo ocurre muy deprisa, un cuerpo sale volando hacia mi cama. El tío la debe a ver lanzado, y la ha puesto contra mi cama, será guarro, se escucha como se baja el pantalón el muy canalla.
-Qué me dejes, suéltame, no, para!- en mi cama hay movimiento, lo deben estar haciendo y la joven llora, oigo su voz tenue suspirando y quejándose, pero un golpe llega hacia la cama, *el jefe* ha intervenido, la chica le dá las gracias y sale de aquí como puede, dejándome a mí sola con esos dos…
-¿Qué haces?, ¿por qué me has pegado?- en su voz se notaba una ira incontrolable.
-Mira tío sal cagando leches de aquí, esa tipa va a llamar a los seguratas- su voz parecía tranquila y segura
-Esta bien pero me debes una- y sale corriendo, el sonido de sus pasos es cada vez más lejano, pero ahora mismo lo que a mí me preocupa soy yo, me ha dejado a solas con un tío que me quiere matar.
Silencio. Solo escucho silencio. Debe de haberse quedado sentado en la silla. Yo al contrario que él, creo que la enfermera no va a volver, debe de haberse llevado un susto de muerte.
De repente noto como el sujeto se mueve, está buscando algo, y parece a verlo encontrado, escucho el ruido de una cremallera… ¡Mierda, mi bolso! Lo debe de haber traído alguna de las enfermeras que rondaba por ahí después de desmayarme. Sigo oyendo como manipula mis objetos. Las llaves y el móvil. Parece que se ha quedado conforme con lo segundo. Y empieza a trastear con el. Cuando se cansa porque no sabe el pin, decide que va a llamar a un amigo suyo (todo esto lo se por el ruido que hace, y cada vez que falla con la contraseña, maldice a alguien).
-Tío necesito el pin del número de teléfono siguiente: *********- pero que carajos, se sabe mi móvil… eso es que me conoce mucho, no suelo dar mi móvil así como así, de echo a la única persona que no conozco que le he dado mi móvil ha sido a aquel chico… no me acuerdo ni de su nombre, pues vaya, mmm ya tendré tiempo de averiguarlo más adelante.
El que esta al otro lado del teléfono, no le ha contestado lo que el quería, me alegro
-Venga tío no me seas mamón… que te den- su voz suena a aceptación.
Alguien llama a la puerta:
-Buenas, traigo la comida, quiere que despierte a la muchacha o le inserte la comida por el suero- era la voz de otra chica, pero se notaba que era mucho mas joven, debería estar en prácticas. Aunque me ha encantado eso que ha dicho de despertarme.
-Mejor insértasela por el suero, quiero que descanse… hace tiempo que tiene mucho estrés y no ha dormido nada ¿sabe?- pero ¿quién se ha creído que es? Yo duermo estupendamente, pero la enfermera le dará razón por mis ojeras…. Jolin que mal, era la única forma de despertarme- de echo, creo que es mejor que la pongan otro sedante, si es posible claro- sin comentarios, si estuviera delante de aquel cabrón ya le habría dado una patada en sus huevos.
-Bueno lo consultaré con el doctor, y si se nota que no a dormido casi por las ojeras
-Ya es que a tenido una mala racha, menos mal que me tiene a mí, la quiero tanto- su mano está sujetando la mía. Esto ya me parece demasiado. De repente noto un pinchazo en el brazo izquierdo y noto como me esta metiendo un líquido la señora esta.
-Ya he acabado, bueno pues me alegro, espero que tengan suerte, adiós- se oyen sus tacones cada vez más lejos
La rabia, el odio y mi búsqueda de respuestas hacen que empiece a moverme, tengo que levantarme antes de qué me vuelvan a sedar. Y por fin consigo parpadear, noto todo borroso y el chico se acaba de dar cuenta de que me estoy levantando, suelta mi móvil que cae al suelo de cabeza, supongo que se habrá roto o también se le puede a ver salido la batería. La cuestión es que cuando por fin veo con claridez, solo observo la espalda del individuo, inmediatamente siento unas náuseas. Creo que le he reconocido. Es …

CAPÍTULO 5

Mi mente sigue pensando que mis ojos le han engañado, no puede ser él. Y si era él ¿por qué no le he reconocido solo con la voz? La verdad hacia bastante que no le veía pero ¿por qué me quiere matar? Si no le he hecho nada, cada vez más preguntas vienen a mi mente.
Bueno, me tengo que relajar. Respiro suavemente y empiezo a mover con cuidado los dedos. Me estoy riendo, parezco una recién nacida, ya que me cuesta pero me lo paso bien. Por fin al cabo de media hora ya tengo todas mis habilidades de movimiento, eso si, al andar parezco un pato. Decido quitarme esta bata verde tan ridícula y vestirme normal. Cuando ya me estoy poniendo la chaqueta viene el médico:
-Pero bueno jovencilla ¿Quién te ha dado permiso?- tendría unos 60 años. Su barba blanca le llegaba asta el ombligo jajaja, pero su expresión parecía de enfado
-Es que ya estoy bien, quiero ver a mis padres y marcharme a mi casa- esto se lo digo con una decisión que nunca había tenido
-Haber ya le hemos curado el golpe de la cabeza, tiene 5 puntos- me llevo la mano y me toco la brecha, tenía razón, ya estaba arreglada, y eso que no había preguntado por Cristina la amiga esa de Marta- y su desmayo se debió al cansancio y estrés del día.
-Bueno pues como ya estoy curada me voy
-Ha eso venía, quería ver si ya estabas bien para darte el alta y noticias de tus padres- mi mirada no se separada de sus verdes ojos, no le contesto por lo que yo creo que presupone que quiero que continué- tu padre esta mucho mejor; que despertara del coma por el ruido de la máquina de tu madre fue un acto de supervivencia, es muy fuerte y en un par de meses se recuperara. Ahora esta muy asustado pero sus constantes bien, la verdad que su progreso nos ha sorprendido gratamente…- se calla, supongo que habrá visto en mis ojos que me alegraba que estuviera bien, pero que yo lo que quiero saber es de mi madre- peque, mejor siéntate, porque no quiero más accidentes hoy ¿vale?- no quiero sentarme, pero supongo que si no lo hago no abrirá la boca, me acomodo en la cama y le hago una seña para que continué- bueno pues tu madre fue la que se llevó la mayor parte de los daños en el accidente, ya que el air bag de tu padre saltó, pero el de ella se bloqueo. Tiene grandes fracturas, no se si le habrás visto el cuerpo vendado, y tiene una contusión cerebral. Su corazón falla muy a menudo, hoy le ha dado el quinto paro cardiaco en dos días…
En este momento le interrumpo -¿Cómo que en dos días? ¿Cuánto tiempo llevo sedada?
-No te preocupes, te mantuvimos dormida dos días para garantizarnos que descansabas y te recuperabas correctamente- decido no contestarle a eso yo hubiese preferido que únicamente me diesen un par de puntos.
-Bueno y después de todo eso, ¿mi madre se recuperara?- mis ojos estaban muy nerviosos y noto como el brazo del médico se desliza por mis hombros, como para darme un abrazo.
-Hemos hecho todo lo que hemos podido, pero tu madre se encuentra en un estado lamentable- hace una pausa para ver mi reacción, pero yo me mantengo fuerte, ¿por qué me iba a preocupar por una madre que nunca me quiso?- bueno, pero nunca hay que darse por vencidos, ella sigue en coma eso es cierto, pero puede llegar a despertar, el único problema es que en el accidente se rompió la columna vertebral, está parapléjica de por vida, según como veamos su progreso la familia, es decir, tu y cuando se recupere tu padre debe decidir que hacer. Yo os daré mi opinión siempre pero la final será la vuestra. Eso si, sí vuestra madre tiene un coma permanente y no despierta yo os recomendaría que…- le corto, no quiero que siga, la opinión de ese médico de pacotilla no me importa.
-Bueno esta bien gracias- me levanto de sopetón, se que le he dejado con la palabra en la boca, me da igual, cojo mi bolso y salgo de la habitación. Si aquel médico no me hubiese dicho nada tal vez iría a ver que tal estaban. Pero ahora… ahora me dan igual. Al principio me importaron pero no puedo olvidar el pasado… La vida que llevé después del accidente de mi hermano… que no se la merece nadie vivir. Por su culpa empecé a salir a la calle, me dejé influenciar por malas personas… y lo peor de todo… fue cuando Marcos desapareció. No pude soportar ese golpe. Me acuerdo cuando me quedé tumbada en la calle. Cuando Carmen me ayudó a encontrar casa y después de todo aun así, me intenté suicidar. Aquel día hacía mucho frío y ya no aguantaba más, mis ojeras eran enormes y la palidez de mi cara increíble. Cogí una cuchilla y me tumbé en la bañera, con cuidado fui cortándome las venas de la mano derecha, rasgando la piel y cuando acabé hice lo mismo con la izquierda, no sentí dolor, solo un quemazón y una especie de picor. El agua empezó a enrojecerse y mi energía se desvanecía. Pero alguien entró en casa, creo que fue Carmen aunque nunca me lo ha querido decir. Y me incorporó de la bañera, me hizo torniquetes en las muñecas y llamó a una ambulancia. Y desde entonces no he querido volver a poner un pie en el hospital ni en casa de mis padres.
La última vez que ví a ese par de desgraciados volvía a casa a por mi osito de peluche, me recibió mi madre a grito pelado. Me lanzó el oso y me dio una torta. Sus palabras literalmente fueron: vete desgraciada no te quiero volver a ver por aquí. Me acuerdo que mi padre estaba por detrás de mi madre mirándolo todo y con lágrimas en los ojos. Cuando mi madre se volvía a abalanzar sobre mí, él la agarró por la cadera para que no pudiera hacerme nada. Yo creo que me comprendía, que sabía que yo no tenía la culpa, siempre he tenido un vínculo muy fuerte con mi padre, pero desde que apoyó a mi madre o al menos no me ayudó a salir adelante, no le quise volver a ver. Pero siempre me acordaré de aquella expresión.
Bah! Basta ya de roerme el coco. Ya he bajado a la planta 0 del hospital, no me voy a dar la vuelta porque estoy segura de que si lo hago me arrepentiré y subiré a verles. Al salir me fijo en que otro aburrido de la vida a pintado junto a la polla una mierda y moscas a su alrededor, la puerta de cristal se va a convertir a este ritmo en un mosaico pienso. Salgo del hospital. Quiero llegar rápido a casa, así que a un buen paso dobló la esquina y una ráfaga de aire se cruza conmigo. Que gusto, el viento, siempre ha sido mi mejor amigo. Él nunca te abandona y te suele guiar.
Ya he llegado a mi portal, subo por las escaleras y al entrar me encentro todo tal cual estaba. Me alegro, nadie ha entrado durante mi ausencia. Me desvisto y la ropa va directa al cesto de ropa sucia. Ordeno un poco todo para que me pueda organizar. Pongo el dial de mi música favorita y me caliento el café que sobró del otro día. Voy a mi habitación y saco la caja de debajo de mi cama. La llevo al salón y me pienso varias veces que hacer. Puede que al abrirla encuentre una explicación a todo o que simplemente sean fotos o recuerdos. No se que hacer. Sigo pensándolo hasta que se me ocurre llamar a una amiga y abrirlo junto a ella. Primero pienso en Helen y Sara pero, ellas pensarán que me estoy volviendo loca o cosas así. Así que rápidamente me decanto por Carmen, ella siempre me ha ayudado. Cojo el móvil y la llamo:
-Hola Carmen, no tengo tiempo ven inmediatamente
-Pero peque ¿qué te pasa? Hace bastante que no te veo y mira que es raro siempre te pasas a verme
-Te lo explico en mi casa, pero ven ya
-Está bien cojo a Carolina y voy, que no puedo dejarla con nadie, tardo 30 minutos besos
-Adiós gracias
Nerviosa e impotente es como me siento ahora mismo, estas dos palabras me describen perfectamente. Sé que Carmen va ha tardar unos treinta minutos. ¿Pero que hago ahora? No puedo mantenerme quieta. Mis manos no dejan de temblar al mismo ritmo que las piernas.
Ya esta, como va a venir Carmen con la peque haré tortitas. Para ello necesito los ingredientes. Cojo el dinero de la hucha que tengo para gastos extras. Creo que con veinte euros iré de sobra. Bajo por las escaleras rápidamente aunque con cuidado de no caerme. Entro en el super que está justo debajo de mi casa.
A ver… necesito harina, huevos, sirope de chocolate, leche… ya lo he cogido todo, aunque voy a aprovechar y compro la cena y la comida de los próximos días, así que en la cesta de la compra añado ocho latas de comida precocinada y un par de filetes (entrecot vacuno, muy rico, para alguna ocasión especial). En total me gastó 18.98€, no me ha salido caro la verdad, aunque me jode que siempre en cualquier sitio pongan esos noventa y algo céntimos, para engañar al comprador.
Voy corriendo a casa, mezclo los ingredientes y la masa va directa a la sartén. Poco a poco las tortitas van estando echas. Cuando echo la última porción de masa en la sartén suena el timbre. Voy corriendo a la puerta, abro y entra Carolina corriendo, debe de haber olido las tortitas desde fuera, que rica es la niña… Me apresuro y apago la vitrocerámica, la última tortita se cocinará con el calor que queda en la sartén. Antes de que me de tiempo a ofrecer una tortita a Carolina, ella se come una, metiéndosela rápidamente en la boca, y encuentra el sirope en la bolsa de la compra:
-Anda que eres mas espabilada que tu madre y yo juntas- me río- bueno enana ahora te pongo una película pero adme un favor, guarda la comida que queda en la bolsa tu. Ya sabes los filetes a la nevera y las latas al armario
-Bueno vale, ¿pero cuantas tortitas puedo comer?- dice con voz cariñosa a la vez que me da un beso en la mejilla
-Mmmm yo diría que las que quieras pero eso no depende de mí- por detrás se asoma Carmen, que me guiña el ojo, ¡nuestro saludo!
-Carolina solo puedes tres, que luego te duele la tripa- la niña al principio pone cara de pocos amigos, pero después de calcular el tamaño y el chocolate que se pondría en cada una acepta y se pone a colocar la comida, mientras yo le saco un plato de plástico para que meriende. (Solo tengo de plástico porque los de porcelana se rompen en seguida y me parece un gasto de más)
-Bueno Carol, ahora ya tienes el portátil encendido, supongo que te habrás acordado de coger tu película ¿no?
-Siiii!!!! No te preocupes… ya se colocarla yo, ahora iros que molestáis- dice en un tono lleno de inocencia, me encanta.
-Bueno pero antes dime, ¿ya estás bien o sigues malita?
-Bueno ya he vuelto a ir al colegio, pero la medicina me la sigue dando mami- ya he acabado de hablar con la peque así que miro a Carmen y la hago una señal para ir al salón, cerramos la cocina para no molestar a Carolina y nos sentamos en el sofá.
Carmen tiene los ojos muy raros, debe estar preocupada:
-Nayara ¿dónde demonios te habías metido? He estado muy preocupada, se que los de accidente de coche fueron tus padres, lo ví en las noticias… pero no puedes ir desapareciendo sin más.
-Lo siento, entiendo que estés preocupada, pero ahora mismo te necesito- la miro y sus ojos se vuelven más claros, está relajada, es el momento de abrir la caja- bueno Carmen, esta caja contiene objetos o cosas de mi hermano, y sola no podría abrirla porque.. Temo venirme abajo- se que no es esa la razón, sino por miedo, pero no le iba a contar nada que no fuera necesario.
-Pues yo creo que no deberías abrirla, si es de tu hermano…- Carmen se ha puesto muy nerviosa de repente. Su mirada está perdida, no para de observar la caja, pero decido pasar de su comentario.
-Bueno pues contigo o sin ti la voy a abrir- asiente ligeramente, está pálida, pero no voy a quedarme con la intriga, quiero ver que hay. Decidida como nunca, rajo el celofán con unas tijeras que tenía a mano.
Lo primero que encuentro es una libreta, tiene anotados un montón de nombres, algunos de chico (Fernando, Germán…) y otros de chica (Sara, Carolina, Mónica…) La mayoría de ellos están tachados. Carmen me la arrebata de las manos. Y se pone a leer detenidamente.
-Ya vale, es mejor que lo dejemos- dice casi en un susurro pero paso de ella.
Sigo cotilleando. Y solo veo ropa de bebes, peluches, chupetes... a medida que voy sacando cosas Carmen va poniendo cara de asco y cuando encuentro un sobre con la palabra fotos pega un chillido.
-Te he dicho que ya vale- me lo arrebata de las manos, está furiosa, empieza a guardar todo en la caja. No puedo reaccionar, nunca la había visto así, sus ojos están oscuros casi negros. Cuando una dulce voz me saca de mi nube:
- Mami, ¿qué ha pasado?
-Niña vete a la cocina te he dicho que no molestes cuando mama está reunida- Carmen empuja a Carolina hacia la cocina, la enana sin rechistar se vuelve a poner la película y en ese momento de despiste aprovecho para quitarle el sobre. Necesito ver el contenido.
Al abrirlo me quedo quieta y empiezo a observar las fotos. La primera es una foto de mi hermano junto a Carmen, ¿por qué están juntos, si ellos nunca se han hablado?, voy pasando fotos y cada vez me quedo más desconcertada, estas fotos no están aclarando nada, solo me sirven para liarme más.
Por lo que se ve en las imágenes, estoy completamente equivocada, Carmen y Alex estaban saliendo, hay fotos besándose, durmiendo juntos, en la moto de mi hermano…
Pero el momento en el que Carmen me mira con mucha preocupación y yo paso la siguiente foto es único, mi hermano sale besando la tripita de Carmen cuando esta está embarazada…
Y después encuentro una radiografía de Carolina. Las lágrimas caen por mis mejillas suavemente empapándola, me caigo hacia atrás apoyándome en el respaldo del sofá.
Solo me queda ver una imagen, la miro atentamente y mi teoría se confirma… por detrás de esta, pone la fecha de dos días antes de que mi hermano muriera. Le vuelvo a dar la vuelta a la fotografía y salen Carmen con 17, mi hermano con 16 y Carolina con 2.
La única idea que tengo clara ahora mismo es que Alex y Carmen ocultaron algo muy gordo, que afectaba a bastantes personas, entre ellas a mí, soy tía.

2 comentarios:

  1. La historia es extraña, y me encanta!!
    ¿Vais a publicar el segundo capítulo?
    Besoss a las dos!

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    1. jaja, si esta historia es de mi amiga pero ya esta acabando el 2º capi :) (gracias por comentar)

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