BOSQUE DE ROÁN

Hola hola!! Buano, aquí teneis los primeros capis enteros, y los enclces. A partir de ahora solo subiré los adelantos de los capis y los podreís ver entero en aqui: Bosque de Roán :D

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CAPITULO 1: BOSUE DE ROÁN


Me despierto, imagino que por la ola de este calor tan abrumante que se instaló en el Reino hará varias semanas, y que yo recuerde este es el verano más caluroso de toda mi vida. Yo, Tara Kendrick, vivo en el Reino de Epos, no puedo decir que sea un reino demasiado grande, pero a mí me gusta, está formado básicamente por la ciudad de Avenia (la ciudad en la que está nuestro castillo) y los bosques que la rodean, el más cercano y mi favorito para dar paseos es el Bosque de Roán. Tras este bosque se encuentra ya territorios desconocidos para mi reino, no tenemos ni posadas ni casas en ellos y que sepamos nadie vive allí salvo los animales salvajes. Después del Bosque Salvaje está la montaña del Espíritu, y al pie de esta otro bosque, pero este es diferente al nuestro al Bosque Salvaje, tiene un aspecto tenebroso, y sus árboles tienen un extraño color ceniza, nadie nunca se ha aventurado a entrar, al menos nadie que se conozca. Se dice que extrañas criaturas viven en él, pero son solo leyendas, de las que yo, no me creo ninguna, para mi gusto son cuentos para que los niños se duerman y se comporten como es debido, nada es real, al menos hasta que se demuestre que existen de verdad.
 



Mi nombre es Tara Kendrick, tengo 15 años y soy la princesa del Reino de Epos. Como he dicho me gusta mi Reino, pero esto se debe únicamente por los bosques de su alrededor, dado que son preciosos y para pasear por ellos a caballo son magníficos. Todos los días doy paseos por el bosque con mi caballo, Yinx, un caballo Árabe negro como el carbón. Doy todos los días estos paseos porque en este reino no hay más niños aparte de mí. Antes estaba mi hermano, pero él se fue, dejándome sola, por lo que empecé a matar las horas paseando.
Ya he comenzado a despertarme y librarme del sueño, me incorporo en la cama, me desperezo y miro a mi alrededor, mis aposentos no son tan grandes como se esperan de los de una princesa, pero me valen y me sobran; una cama de matrimonio con dosel preside la habitación, dos mesas de noche en las que guardo todos los objetos que me parecen importantes, un tocador bastante grande y un inmenso armario. Una de las paredes es entera de cristal, para poder ver el Reino en las noches de invierno sin congelarme, también tiene una puertecita si quieres salir al balcón, que tiene una sillita muy cómoda junto a una mesa, aquí solía desayunar en verano, cuando era pequeña y mi madre aún vivía.
Salgo de la habitación y me dirijo a la cocina para ver si puedo desayunar algo, y después poder irme de paseo con Yinx, cojo un par de manzanas y me dirijo al establo comiéndome una de ellas. Cuando entro en el establo veo a Darius (es mi padre, pero tenemos una relación un tanto fría por lo que le llamo por su nombre y no papá) llegando de Dios sabe dónde, ya que nunca está en casa.
-Tara, ¿a dónde vais?- me pregunta
-De paseo ¿a dónde iría si no?-le digo un poco borde, seguro que ni siquiera sabe que todos los días voy al bosque a pasear.
-Bueno es un poco temprano, pero está bien, aun así volved pronto ¿eh?-dice con un tono suave-
-Está bien Darius, aunque no lo entiendo, siempre voy de paseo y llego cuando quiero- le digo algo enfadada ya que tenía pensado pasar la mayor parte del día en el bosque.- Adiós.
-Vale Tara…Adiós- dice triste.
Como siempre que hablo con mi padre me he acabado poniendo borde con él, esto se debe a que hace 6 años cuando mi madre murió, mi padre entró en una depresión muy fuerte, y desde entonces se refugia en su trabajo como Rey para dejar de pensar en ella, por lo que en ved de que la gente con problemas venga a palacio, un ayudante le avisa y él en persona va a ver de qué se trata, por lo que ya no le veo prácticamente nada, y él ha descuidado su papel de padre conmigo. Por eso le odio, por ser tan débil, por olvidarme de esa manera, ahora solo me da la impresión de que le soy un estorbo y que no le causo más que problemas. Pasada esta charla con él me voy a dar el paseo para el que me estaba preparando, por lo que entro al establo, ensillo a Yinx y me voy.
Cuando doy estos paseos es como si desconectara del mundo, y tan solo existiéramos mi caballo y yo. Después de estar un rato cabalgando por el camino me detengo para que Yinx descanse, beba un poco y mientras yo poder dedicarme a recoger algunas flores y piedras curiosas que me voy encontrando, ah, y por supuesto para admirar este hermoso paisaje que solo se puede ver desde dentro del bosque, por lo que mucha gente no lo puede admirar, por miedo de lo que se pueden encontrar en él, me encuentro ante un precioso campo de un verde intenso y repleto de los vivos colores de las flores que hay en él, al fondo se ven las montañas, altas y se puede ver algún que otro rastro de nieve, ahí tiene que hacer mucho frío para que después de esta ola de calor no se haya derretido esa nieve, también se puede ver algún bosquecillo, pequeños y rodeados de ese campo tan verde, nunca he llegado tan lejos como para salir de este bosque y llegar a esos más pequeños. También se puede ver un poco del terrible Bosque Oscuro, aquel tan gris y seco al pie de la Montaña del Espíritu. Muchas veces se me ha pasado por la cabeza el por qué del nombre de la montaña, dicen que es porque en ella vive un espíritu que mantiene el equilibrio de algo muy delicado, me lo han explicado más de una vez, pero es algo complejo y no es que me importe demasiado, tampoco es que me crea demasiado esa historia del espíritu, y siempre que le preguntaba a Darius (antes de la muerte de mi madre) para que me lo explicara de una manera más simple, él me miraba con una media sonrisa y me decía:
-Tranquila, no seáis impaciente, ya veréis como algún día lo descubriréis, solo esperad.-
Después de decir esto, piensa un rato, pone una expresión seria y se marcha sin decir nada más.
Me despierto sobresaltada, no quería dormir tanto, lo único que recuerdo es sentarme bajo un sauce, mirando el arroyo, por lo visto me quedé dormida sin querer, no era mi intención dormir durante tanto tiempo, porque a juzgar por el Sol deben ser sobre la 4 y pico.
Recojo todo rápidamente y me monto sobre Yinx, seguro si que Darius ve que todavía no he llegado se pone de los nervios, parecía serio cuando ha dicho que llegara pronto, no es que me importe mucho, lo que quiero es que no me controle demasiado y me quite mi único entretenimiento en este aburrido Reino, ¿tan complicado hubiera sido nacer en un Reino en el que poder hablar con alguien? Ah bueno y claro que ese alguien no pase de los 30 años a ser posible. Últimamente pienso mucho en lo extraño que es, hay varias parejas “jóvenes” que podrían tener niños…
Entre tanto pensar ya he llegado al inmenso jardín que rodea el castillo, este año en primavera ha llovido bastante, por lo que ahora nuestro jardín está lleno de flores y todo de los vivos colores que estas tienen. Me acerco a un pequeño arbusto que hay muy cerca del portón de entrada, me agacho, y al fijarme bien distingo que es un zarzal y además cargadito de moras. Nunca había visto ninguno en el patio, solo por los alrededores. Cojo una mora, al masticarla y romper su fina piel un sabor muy dulce me estalla en la boca, es una de las mejores morar que había probado en mi vida, seguro que las demás están igual de buenas. Decido entrar al catillo para buscar una cosa, y por fin debajo de una mesa la encuentro, es una cesta bastante grande en la que pretendo meter todas las moras que pueda coger, y resulta que no son pocas. Tengo pensado que esta tarde igual podría hacer una tarta.
Mientras voy pensando, bueno recordando cómo se hace una tarta, entro en la cocina y dejo la cesta sobre la mesa. Al darme la vuelta veo Darius, esta justo enfrente de mí, tiene una expresión de enfado, imagino que por lo de haberme retrasado tanto. Me fijo algo más en sus ojos, veo algo a parte de enfado… ¿preocupación? Es extraño teniendo en cuenta que todos estos años no se ha preocupado ni una sola vez de mí, solo de los habitantes de Epos. Además él suele llegar tarde y me voy a la cama sin verle el pelo en todo el día. La verdad es que últimamente está muy raro, creo que me oculta algo, pues bien como que me llamo Tara Kendrick lo voy a averiguar.
Esta tarde, después de haber comido algo, ya que estaba realmente hambrienta, cojo la cesta de las moras dispuesta a empezar con la tarta, pongo la cesta sobre una mesa espaciosa, y cojo todos los ingredientes que recuerdo que tiene este tipo de tartas. Cuando era pequeña, mi madre y yo solíamos hacerlas, cuando ella salía a dar un paseo yo siempre iba con ella, y a veces, cuando veíamos un árbol o arbusto frutal cogíamos muchos de sus frutos, ya que mi madre hacía una tartas excelentes. Creo recordar todos los ingredientes que ella utilizaba, y cuando tengo todos dispuestos sobre la mesa puedo comenzar a hacer la tarta.
Mientras hago la tarta desconecto del mundo que me rodea, igual que cuando paseo, solo soy consciente de que tengo que mezclar y en qué momento he de hacerlo. Entre tanto comienzo a imaginarme muchos de los momentos vividos con mi madre hace tanto tiempo, haciendo tartas, dando largos paseos con nuestros caballos o cuidando de su querido jardín, mi madre tenía un don para las plantas y le ponía mucho empeño en cuidar de todas y cada una de las que tenía en el jardín, pero sobre todo en los tulipanes, sus flores preferidas, le encantaban. También le gustaban mucho los dientes de león, no me lo explico, no son muybonitos, pero siempre conseguían sacarle una sonrisa, y a su vez a mí. Cuando ella estaba aquí el jardín siempre estaba perfecto. Todo en vivos colores gracias a las flores, se respiraba paz, era todo… perfecto… la echo de menos, tanto que duele.
Una voz me arranca de mi embobamiento al recordar aquellos días junto a ella.
-Tara, ¿estáis haciendo una tarta?- dice Darius-¿Cómo en los viejos tiempos?- no le había oído llegar, o es sigiloso o estaba muy metida en mis recuerdos. Cuando le miro a los ojos veo en ellos algo de tristeza.
-Sí, encontré moras y bueno, se me ocurrió que podría hacer una- mi padre parece encantado con su sabor al probar una.
-Están espléndidas, un sabor muy dulce…-me dice
-Sí, vi un zarzal en el jardín, no sabía que tuviéramos ninguno, ni cuando mamá teníamos- al recordarle a mi madre el rostro de mi padre cambia por completo, intenta ocultarlo, pero no lo consigue, se le ve muy triste.
-Ya, de hecho lo planté yo mismo, en persona-me aclara-hará varios meses, no quería que el jardín siguiera perdiendo el color verde, la vida…- no es capaz de terminar la frase y dos lágrimas asoman por sus ojos amenazando con salir.
-A mí también me apenaba su estado- en realidad me duele mucho ver como empeora cada día, pero no se lo digo- me alegro de que lo patentases Darius- cuando le llamo por su nombre se tensa, no le gusta pero yo ya decidí que llamarlo papá no era justo, no tenemos esa relación, se que le molesta pero no lo puedo evitar, además ¿Por qué tendría que evitarlo?
-Ya…- me mira dolido, ya sé porque es.- he decidido que intentaré cuidarlo aunque solo sea un poco, si es necesario pediré ayuda a los jardineros del Reino- de hecho siempre me había preguntado porque ellos no se encargaron desde el primer momento del jardín, pero no es momento para preguntar.
Dicho esto Darius se marcha de la cocina con una especie de sonrisa, aunque se ve desde lejos que está apenado, ya que, igual que mí, no le agrada mucho recordar de este modo a mi madre. Aunque no me importa demasiado como se sienta, dado que cuando ella murió a él no le importa nada como me sentía yo, se olvido de mí, no me da pena alguna.
Cuando se va mi padre me fijo en que ya casi he terminado mi tarta, solo me queda guardarla en algún sitio frío y esperar a que repose un poco para poder probarla, me da la sensación de que me ha salido bastante bien, creo, porque igual se me ha pasado algún ingrediente… Guardo la tarta y me voy a mis aposentos, necesito descansar. Me meto en mi enorme cama, cierro los ojos, pero no logro dormirme, estoy cansada sí, pero también nerviosa y eso me impide dormir, por lo menos en un sueño tranquilo. Al final desisto y me incorporo en la cama preguntándome que puedo hacer ahora, y al cabo de unos 10 minutos ya se me ocurre que es lo que voy a hacer.


CAPITULO 2
 




Me levando de la cama, bajo las escaleras, salgo por el portón del catillo en dirección a una cabaña en la que guardamos objetos viejos, o algunas herramientas. Cuando llego a la cabaña abro la puerta y lo cojo, sigue igual de bien, la cuerda tensa, y la madera no esta tan mal como pensaba que iba a estar después de tanto tiempo. Cojo una diana la coloco y me separo unos 15 metros para empezar. Cojo una flecha del carcaj y la pongo en arco ya en posición para tirar. Disparo y... doy  justo en el centro, la verdad no me esperaba esto, creía que me habría oxidado un poco y me costaría varios intentos darle en el centro, pero veo que no es así, genial.
Desde que era bastante pequeña practico el tiro con arco, todo lo que sé sobre esto me lo enseño mi hermano Dane, es 5 años mayor que yo. Se marchó de aquí hará un par de años en cuanto cumplió la mayoría de edad, dado que como yo detestaba este sitio, odiaba a Darius y echaba de menos a mi madre. Cuando se fue me quiso llevar con él, no me quería dejar sola aquí, pero no se lo permitieron y se tuvo que marchar sin mí. Ahora también le echo de menos a él. Cuando mi madre murió y mi padre se olvidó de mi, Dane era lo único que me quedaba y al marcharse, lo perdí todo. Todavía puedo oír su voz siempre quepracticábamos juntos:
-Muy bien hermanita, ya verás como dentro de poco me superas incluso a mi- después de esto siempre me revolvía el pelo de la cabeza, esto me molestaba y la apartaba para que parase, y él se reía fuertemente, nos llevábamos estupendamente y después de la muerte de mi madre nos unimos aún más.
Después de tirar varias veces y acertar en todas, oigo como alguien aplaude detrás de mí, doy un saltito por la sorpresa e inmediatamente me doy la vuelta para ver de quien se trata, como no es Darius ¿qué hace?¿espiarme? porque ahora lo veo hasta en la sopa cuando hace tan solo un par de días no le veía en ningún momento, ni aunque le buscara. Estaba acostumbrada a su ausencia, a estar sola en todo momento sin que nadie me molestara, ahora es casi agobiante, como estar en una multitud, ven todo lo que haces, porque estás rodeada, no puedes hacer nada sin que unos ojos te miren.
-Bueno, ¿hoy es el día de recordar viejos tiempos?- me dice en un tono alegre.
.No sabía qué hacer, y me acordé de esto, desde que Dane marchó no he practicado, solo alguna vez y muy de vez en cuando. Respecto a la familia si echo de menos a mi familia, cuando madre murió y Dane se fue me quedé sola- le digo acusatoriamente y en un tono bastante cortante, se le ve dolido, genial esa era justo mi intención que se sienta mal por estos  años en los que me he sentido absolutamente sola. Me marcho antes de que me pueda contestar, voy a la cabaña dejo el arco y el carcaj con las flechas y me voy.
Decido ir a ver la tarta, ya que han pasado un par de horas y ya debería estar lista para comerla. La cojo de donde la tenía guardada, y la huelo, mmm huele genial: moras, un olor dulzón reforzado por el azúcar y bueno sí, a fresas, vi un saco lleno de ellas en la despensa y no me pude resistir a echar un par de ellas. Cojo un cuchillo y corto una porción, la coloco sobre un plato y pruebo un poco, una explosión de sabor me estalla en la boca, he de decir que es una de las mejores tartas que he hecho. Después de comerme el resto de la porción me voy a la cama, estoy agotada.
Me despierto con una luz blanca muy potente, casi cegadora. Me doy la vuelta ne la cama para no dar de cara  a la ventana y también me tapo la cara con la almohada. Poco después al comprobar que no voy a poder dormirme de nuevo me levando de la cama y me dirijo al enorme armario, lo abro y cojo lo primero que me encuentro en él, me pongo la ropa bastante despacio, sigo un poco adormilada. Salgo de mis aposentos y bajos las escaleras. Me sirvo un desayuno abundante, me he despertado con bastante hambre, después de desayunar preparo el almuerzo por si me entra hambre en el paseo. Después de prepararlo todo salgo del castillo y me dirijo al establo para coger a Yinx, hoy me siento necesitada de desconectar del mundo, es raro ya que me acabo de despertar y no me ha dado tiempo a hacer gran cosa que me pueda haber hecho sentir triste, puede que sea algo con el comportamiento de Darius de este último días, pero no sé, estoy hecha un lío.
Una vez tengo toda la comida en un saco de arpillera, me dispongo a ensillar a Yinx. Cojo la silla de un armario en la que están mi silla de montar, la de mi madre y la de Darius. Bueno ahora solo la mía y la de mi madre, la de Darius no está supongo que alguien tendrá algún problema y habrá ido a ver de qué se trata, como siempre. Coloco bien la silla sobre Yinx, la ajusto para que esté bien prieta, y coloco el saco de arpillera de manera que se ate a la silla cayendo por el lado derecho del caballo, así me será máscómodo transportarlo. Monto sobre Yinx y salgo del establo dirigiéndome a la entrada al bosque por la que siempre voy, ya que hay un camino que se ve bastante bien y es complicado perderse, yo ya conozco muy bien esta parte del bosque y ya no necesito el camino, pero la costumbre de entrar por esa zona no la he perdido, además queda muy cerca del castillo por lo que no entiendo porque tendría que entrar por otra. Cuando digo entrada es alguna zona con menos follaje y árboles, por donde se ve mejor lo que hay al otro lado, ya que se puede acceder al bosque libremente, no hay ninguna valla ni nada por el estilo.
Ya estoy casi entrando al bosque cuando una voz que grita mi nombre me detiene:
-¡TaraTara!- no me lo creo... es Darius ¡otra vez! y va montado sobre su caballo, asique por esto no estaba su silla...viene a toda prisa y se para justo a mi lado.
-¿Qué queréis Darius?- le digo con un tono cansado.
-Me voy de paseo con vos Tara, hace bastante que no doy uno y me apetece mucho, y más aún si es con vos- le miro extrañada, no quiero que venga conmigo, los paseos los doy para estar sola, son míos y también lo eran de mi madre, pero bajo ningún concepto suyos.
-Lo siento, pero no quiero que vengáis de paseo conmigo Darius- le digo, voy al asunto no me voy por las ramas.
-Oh, claro, y como vos sois mi hija, la princesa, y yo vuestro padre, el Rey, tengo que haceros caso a todas las órdenes que me impongáis ¿verdad Tara?- me dice irónico.
-Ha ha, pero  bueno, que gracioso que sois ¿no Darius?, bueno el caso es que no quiero que vengáis conmigo, doy paseos para estar sola, pensar, no quiero a nadie que los de a mi lado, y menos a vos- le aclaro.
-Bueno... está bien, no iré con vos Tara, pero a cambio tendréis que venir pronto, nada de llegar a la hora de la cena ¿está bien?- no le digo nada, solo me vale con que no venga conmigo, por lo que ya estoy de camino a la entrada del bosque, pero al ver que no le respondo se enfada- ¡TARA!- me grita a todo pulmón.
-¡QUE SÍÍÍ!- le chillo con la misma fuerza que él a mí. Una vez le digo esto retomo mi camino con Yinx hacia la entrada del bosque. Hoy voy a dar un paseo algo largo, después de esta charla con Darius estoy algo confusa y necesito aún más la soledad de mis paseos con mi caballo.
Llevo varias horas caminando, no  cuantas son, solo sé que con muchas, mas de las que debería teniendo en cuanta que todavía me queda el camino de vuelta hacia Avenia. Decido parar, descansar alado de un arroyo de aguas cristalinas, me acerco y bebo un poco, esta riquísima, y está bastante fresca, lo cual se agradece con este calor tan agobiante. Después de beber yo y darle un poco a Yinx, que estaba sediento, me recuesto a la sombra de un sauce llorón que hay alado de este arroyo tan bonito. Si lo pienso un poco y me fijo un poco más en el follaje de mi alrededor me doy cuenta de que estoy en una zona que no conozco, ni si quiera me suena haber pasado alguna vez con mi madre, ya que con ella llegaba un poco más lejos que ahora que voy sola, me angustia un poco saber que he llegado tan lejos, no sé si voy a saber volver, y si lo consigo es probable que llegue muy tarde, y por la noche incluso el bosque de Roán es peligroso.
Roán... según lo que sé fue el fundador de nuestro Reino hace unos 200 años, tras la destrucción de un lugar llamado Nueva Cimeria o Nueva Ucrania, Roán también mandó construir el castillo, en el que ahora mismo vivo, para vivir en él, desde ese día nuestro castillo no ha sido reformado ni una vez, y tampoco lo necesita, imagino que fue diseñado por los mejores arquitectos del lugar y construido por mano hábiles.
Decido echarme un sueñecito, de repente me siento agotada, los párpados me pesan y se me cierran solos, me duermo en seguida.
Me despierto sobresaltada al oír un ruido, una rama al partirse, lo que me indica que no estoy sola, recuerdo todo, haberme perdido y ese extraño agotamiento repentino al echarme bajo el sauce. Me levanto con rapidez y me pongo a mirar a mi alrededor para comprobar si puedo ver el causante de ese ruido tan alarmante. Pero al mirar en todas direcciones no veo nada... ni si quiera a Yinx, creía que estaba a mi lado... cuando me dormí estaba aquí, junto a mí. Debería haberlo atado. Comienzo a buscarlo, cuando llevo como 10 minutos lo encuentro bebiendo del arroyo, pero más abajo de donde lo hice yo antes. Menos mal que lo he encontrado, aparte de que le quiero como a mi propio hermano, sin él la vuelta a palacio sería casi imposible. Ahora que lo pienso debe de haber sido él el que ha roto esa rama que me ha despertado, bien, otra preocupación que me quito de encima, como diría Dane: he matado dos pájaros de un tiro.
Cojo a Yinx y vuelvo a donde tengo las cosas, pero justo cuando llego donde había dejado mi mochila me fijo en dos puntos verdosos que me miran desde el follaje y la oscuridad del bosque, intento fijarme un poco más, pueden ser dos luciérnagas o algo por el estilo, pero de repente esos puntos parpadean, dejando claro que son dos ojos que me miran muy fijamente, con odio. No sé qué clase de criatura puede ser, lo único que tengo claro es que debe ser muy grande por el tamaño de esos dos ojos, y que no le agrada mi presencia aquí.
La criatura avanza poco a poco, dejándome a mi sin respiración, sin poder moverme, ya que mis piernas no me responden, no reaccionan, tengo tanto miedo que me he quedado helada, solo puedo ver como sale poco a poco de su escondite de arbustos y árboles. Cuando un poco de su piel sale a la luz del Sol, unas escamas moradas reflectan la luz de este levemente, es como si su piel brillara. Lentamente saca el resto de su cabeza, dejando claro que este "animal" que tengo frente a mí es un dragón.
El dragón saca poco a poco el resto del cuerpo dejándome ver, aterrorizada, que es enorme.
-¡Pero mira a quien tenemos aquí Montu!- Dice el dragón, al decir el nombre Montu espero a que salga otra criatura de entre las sombras, quizá otro dragón, pero no sale ni nada ni nadie, que extraño.- Pero si es la pequeña princesita Tara…
-C…co…como s-sabes mi n...nombre?- le digo en un hilo de voz.
El dragón me mira feliz de que esté así de asustada por su presencia, pero también veo odio en su mirada. Después ve mi en mi rostro esa confusión que me han producido sus palabras.
-Oh, ¿tu papaíto no te ha hablado de mí? Jajaja, ¿qué? ¿te tenía bien escondidita en lo más profundo del castillo?.
-No- le digo- salgo todos los días al bosque, el no tiene derecho a mandar sobre mí.
-Jajaja Tara nos ha salido rebelde ¿eh?- se carcajea el dragón- Y entonces, que pensaba, ¿que no me atrevería a salir de mi bosque para venir al vuestro?- luego recuerda que no tengo ni idea de lo que me está hablando y me aclara- Bueno, pero que descortés por mi parte, y mucho mas tratándose de vos, Tara Kendrick, princesa de Epos, yo soy Montu- Ah genial, ósea que este dragón habla consigo mismo…- soy un dragón que habita en el Bosque Oscuro, y bueno, según la profecía de un humano llamado Gorger, tengo que llevaros a mi castillo para… bueno, mejor que sea una sorpresa, así será mucho más divertido- dice mientras ríe ruidosamente.

Yo le miro sorprendida por dos razones: la primera: la profecía de Gorger, que era el galeno del castillo hace menos de un siglo… y la segunda: según Montu, Darius sabía de todo este asunto de la profecía, ¡y no me ha dicho nada! También estoy asustada, eso es obvio ósea, llega un dragón enorme y me dice que me va a llevar a su castillo para hacerme solo Dios sabe qué, es normal estarlo ¿no?

-¿No os ha quedado claro Tara?- dice Montu después de un silencio, habrá pensado que se alargaba demasiado- Vengo a por vos.
 
ADELANTO DEL 3
 




Ya, tenéis razón-me quedo pensativa y le digo- ¿es por esto por lo que últimamente estabais más pendiente de mí?- él asiente, ya decía yo que estaba raro.
-Bueno Tara ahora tenéis que dormir un poco, mañana si queréis podemos ir a los aposentos de Gorger para que veáis la profecía- yo le asiento y me meto en la cama Buenas noches Tara.
-Buenas noches Darius- cierro los ojos, y como estoy agotada por este día tan movidito, me duermo enseguida.
Me despierto, pero no por mi propio pie, alguien está zarandeándome el hombro, es mi madre, mi madre... ¡MI MADRE!, es imposible, perpleja me froto los ojos y miro de nuevo

ADELANTO DEL 4


Después de un rato caminando, no he encontrado nada interesante. Sigo andando, pero al final del pasillo me encuentro con una sombra, al principio me escondo tras un pilar y un poco con un tapiz mohoso y lleno de polvo, me fijo en la sobra y al rato comienza a hablar, es Montu. Parece que está hablando con alguien, solo veo su sombra, esa persona (o lo que sea, quien sabe) debe de estar detrás de él. Montu sigue hablando, no me entero de nada y decido acercarme un poco para ver con quién habla y de qué. Avanzo de puntillas y escondiéndome en los huecos que dejan las puertas, tapices mugrientos y pilares. Cuando creo que ya sería demasiado peligroso acercarse más, me paro y escucho atentamente. Parece que me he perdido casi toda la conversación pero me he enterado de algunas palabras sueltas que ha dicho Montu, palabras tales como: conseguido, princesa, agonía, (después de estas palabras, hizo un ruido extraño, como si sufriera) hueso duro de roer, enfrentar, yo. M e ha dejado algo desconcertada ese extraño ruido, y también el cambio de tono de su voz tras este, pero seamos sinceros nada de lo que hace este dragón me parece medianamente normal
   ADELANTO DEL 5

-¿la Mesa Redonda?-le pregunto, es extraño- ¿Sois de Kratos?- el asiente con la cabeza.

Kratos es el Reino principal, algo así como la capital de los Reinos de la Orden de Kaiser. Kaiser fue el rey que unió en paz a los 8 Reinos de Nueva Cimeria: Kratos, el principal, Enris, el más cercano a Kratos, Uziel, Epos, Cathal, Zatmeris, Shazka e Yries. En un principio, esto reinos formaban uno solo, Todcaster. Este se dividió en 8 partes, porque el Reino fue dividido entre tres príncipes, cuando el rey Uwain murió. Los recientes Reinos entraron en guerra para ver cuál de ellos sería el Reino principal, de Nueva Cimeria.
El rey Kaiser, de Yries ordenó una audiencia, una reunión de los reyes de cada uno de los 8 Reinos, para parar la guerra, así se formo la Orden de Kaiser, en la que se dice que los 8 Reinos Cimerios estarán siempre en paz, desde entonces, siempre ha sido así.
En Kratos (que pasó a ser la capital, elegida por su situación geográfica) se formó un grupo de caballeros, que serían los caballeros más importantes de cada Reino (uno por cada Reino), se les llama Caballeros de la Mesa Redonda, porque, al nombrar a los caballeros, estos se ponen en círculo, de rodillas, esperando a ser elegidos. Ser caballero iniciado es complicado; hay que pasar por muchas pruebas, se presentan muchos jóvenes caballeros con talento, solo se eligen a 5 de ellos, y el Día de la Elección, de cada Reino se queda uno.

ADELANTO DEL 6:


-Devolvédmelo, ¡ya!- dice muy furioso.

-¿Por qué debería de hacer eso?- Marmaduke no sabe qué hacer o decir, sabe que si me lo intenta quitar, puede salir muy mal parado- Ahora me vais a escuchar- le digo alzando el cristal, apuntándole- No quiero que os hagáis falsas ideas sobre mí, porque me parece que sois la única esperanza que me queda por aquí- no habla, solo se queda ahí, escuchándome atentamente- No estoy con Montu, me cogió de mi castillo, en Epos, y me trajo aquí. Tan solo me han hablado, y bastante mal, de una profecía en la que entra un dragón del Bosque Oscuro y una chica, yo, que tiene que hacer lo posible para que Epos no caiga. Solo sé eso, ni siquiera sé si es lo cierto o no- Me callo un rato, se me ocurre otra cosa- Montu me deja estar por los pasillos... ¿por qué a vos no?

-Es una larga historia- se limita a decirme.

-Tengo todo el tiempo del mundo.... pero antes, ¿por qué estáis aquí? en las mazmorras quiero decir.
-Es la misma larga historia, Tara- parece un poco más triste al sacar el tema, pero lejos de sentir pena por él, tengo aún más curiosidad por lo que me va (o eso espero) a contar

ADELANTO DEL 7:
-Muy bien, Marmaduke, veo que sois muy listo y que antes conseguisteis liarme para que me fuera sin la información que os había pedido. Pero os aseguro que ahora no me iré sin tenerla. Asique, por favor, comenzad a decirme la verdad, ya.

-Tara... mis intenciones no eran malas, solo quería evitaros todo el tiempo que me fuera posible el mal trago que puede suponer para vos saber lo que queréis saber...-me dice Marmaduke algo asustado, pero firme a la vez.

-Me da igual cuales fueran vuestras intenciones, Marmaduke, decirme la verdad, ya.

-Tara, lo que os conté al principio es cierto. Mi padre me obligó a ir a la frontera de nuestro bosque con la del Bosque Oscuro, adentrarme en él y, matar al dragón que aparece en los textos de Emrys, nuestro mago. Cuando me encontré con Montu, no tardó en llevarme prisionero hasta aquí. Pero lo que no me esperaba para nada, era encontrarme aquí con ella, no podía ser, ella no podía estar aquí...

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