Hola!!! aquí os paso el capítulo tres de confiando en la mentira COMPLETO, el que a subido Elena tiene muchos fallos y es solo un cuarto.
Aunqe yo os reocmiendo que os metaís a verlos en el blog oficial de este: http://confiandolamentira.blogspot.com.es/ me gustaria que os pasaraís y comentaraís.. engaaa besicosss ^^
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 3
Cuando Pablo me da la noticia, le miro desafiante a los ojos, no se expresar mis emociones, las ganas de llorar por enésima vez son insoportables. Pero delante de este impresentable, no me pienso poner a llorar. Cojo el paquete que ha depositado Pablo anteriormente en la mesa, y salgo corriendo, no paro, llevo 15 minutos sin parar de correr, pero decido detenerme, el paquete pesa mucho y es muy grande. ¿Qué llevará dentro? Bueno ya lo mirare luego. Ahora lo principal era coger el autobús para… ¡Me cago en la puta! Me he olvidado mi bolso, con el metro bus, dinero, DNI… en comisaría. Pero antes de que me de media vuelta, me encuentro a Manolo subido en su moto, me lanza el bolso, pero no me da tiempo ni a darle las gracias, ya que continua su camino. Me ha evitado volver a comisaría y saludar a ese policía tan gilipollas, ya se lo recompensare a Manuel con unas pastas o bombones.
Bueno, a unos 30 minutos andando tranquilamente hay una parada de autobús así que me dirijo hacia allá. Mientras mis pies se deslizan sobre el asfalto, recuerdo las palabras de la enfermera, “cuando salga del interrogatorio debería ir al hospital” me río para mis adentros. Siempre he odiado los hospitales, y la brecha ya no sangraba tanto, al llegar a casa me pondría un poco de hielo y solucionado.
Por fin llego a la parada, quedan 8 minutos para que venga mi autobús. Así que cojo asiento y me pongo a pensar. Pero de repente una voz me saca de mi burbuja. A ese chico lo he visto antes, es el de la cafetería, tiene una voz perfecta:
-Tu niña, ¿qué haces aquí?- ¿por qué me habla en ese tono? Qué le he hecho yo… Hoy todo parece ir en mi contra, bueno decido no contestarle y seguir a lo mío, pero me pongo los auricularesy los conecto al móvil. De repente siento que algo me empuja, y de un golpe me arranca los auriculares.
-Pero bueno anormal, ¿quién coño te has creído?- esa frase me sale disparada. Pero en cuanto mis labios se cierran, me doy cuenta de que ha sido un error, ese tío, me saca cabeza y media, es mayor que yo y encima esta muy fuerte. Qué hacia ahora… mis ojos se han bajado, estoy mirando mis pies, deseando que todo esto acabe. Pero cuando levanto la mirada, observo sus ojos, llenos de ira… o o … madre mía y ahora qué hago yo… decido optar por lo mas sencillo-perdona, es que llevo un mal día-
-Bueno niña aquí tienes tu puto móvil, pero cuando te hablo me contestas, ¿no deberías estar en clase?
-Ya es que me ha llamado la policía para…- en ese momento, decido, que no voy a dar información de nada, a un tipo como aquel, justo ahora, acaba de llegar el autobús. No pienso seguir hablando con el, así que nada más abrirse sus puertas subo corriendo. Encuentro el metro bus enseguida y rápidamente me siento. Veo que el chico ese tan raro, esboza una sonrisa, y me pregunto el porqué, bueno que más da yo estoy sana y a gusto. Decido no comerme más el coco, el auto bus arranca, miro por última vez al hombre, y veo que tiene entre sus manos mi caja. Cómo he podido ser tan tonta… me cago en la puta. Pienso por un momento. Lo que quería aquel hombre desde el principio era la caja, ¿qué habrá dentro, si era de mi hermano…? No me lo pienso dos veces, me levanto, y consigo que al final el conductor me deje bajar. Ese muchacho al verme sale corriendo, le persigo, otra carrerita hoy… pues vaya. Mis piernas no dan más de sí, esto es una carrera, como el gato y el ratón. Al doblar una esquina, le pierdo la pista. ¡Mierda, seré tonta! Bueno calma…
Miro a mi alrededor ¿dónde estoy? No he visto nunca esta zona, sigo todo recto y desemboco en la calle donde… donde vive Marcos. Pero que… algo me da en la cabeza, y alguien me saca en volandas, noto un líquido entre mis dedos, cuando abro los ojos me mareo, es todo sangre.
Miro alrededor mío, estoy otra vez en la parada de autobús, y tengo el paquete entre mis manos, abrazado con fuerza. Creo que todo esto lo he soñado. Ya que me debo a ver dormido y mi cabeza se habrá dado contra la columna de acero de la parada. Aunque tengo la sensación de que todo ha sido real.
Bueno decido ponerme un trozo de papel en la cabeza. Llega el autobús y me subo, me siento tranquilamente y me duermo, ya que mi parada era la última, Ya he llegado, me bajo, ando 5 minutos y por fin en mi casica. Al entrar noto todo más desordenado. Parece como si alguien hubiera intentado encontrar algo y como no lo ha hallado (o sí, vete tu a saber), se ha ido sin recoger nada, decido no llamar a la policía, con lo anormales que son, no me ayudarían, de echo creo yo que me regañarían porque no me acuerdo si esta mañana cerré con llave la puerta. Qué mas da, quien fuese, se había marchado ya, y sin encontrar lo que andaba buscando (espero). Aunque no me hace ninguna gracia pensar que alguien había estado hurgando entre mis bragas…
Me voy a quitar los zapatos aunque antes dejo la caja en una mesa que tengo bajita, de madera y bastante ruinosa, pero es lo que hay. Lanzo un zapato y luego el otro, já que más da el desorden. Ya me da igual. Voy directa al baño y cojo agua oxigenada, la herida ya sangra menos, pero aun así se que debo desinfectarla, en el momento que aquel asqueroso líquido se pone en contacto con la piel, pego un chillido. Buaaa!!! Qué dolor! Se nota que la hérida está infectada, de esta empieza a salir espuma blanca y venga salir. Yo diría que debo ir al hospital a que me lo miren. Bueno me pongo a pensar, mientras el agua oxigenada acaba con su labor.
Iría al hospital a ver a mis padres y saber lo que había ocurrido con exactitud, si uno de los dos estaba despierto, claro; después pediré a una enfermera que me cure la heridita de los cojones, y luego ya de noche y con calma abriré la caja.
Acabo de secar la herida y pongo una tirita. Cojo la caja y la escondo debajo de mi cama por si vuelve a entrar el fisgón ese. En el bolso que tengo mas a mano meto las llaves, DNI, y el móvil. Por último cojo veinticinco pavos de la hucha del cerdito. Voy a ir andando, ya que el hospital está muy cerca de mi casa. Salgo y doy dos vueltas a la cerradura con mi llave, me aseguro de que halla cerrado bien aunque no servirá de nada si alguien quiera entrar…
Al cabo de cinco minutos, doblo una esquina y ya diviso el hospital. Es enorme, me va a costar muchísimo encontrar a mis viejos. Cuando llego a la entrada, las puertas se abren, son mecánicas y de cristal. Algún graciosillo ha grabado una polla en el cristal, la gente se aburre mucho. Me deslizo hacia dentro, intentando no llamar la atención, y lo primero que veo es a grupos de familiares, algunos contentos y celebrando una victoria contra aquella enfermedad que tenía uno de sus componentes y otros llorando porque no ha podido escapar su hermano, hijo, tío… de aquel pozo sin fondo, comas, enfermedades crónicas, o simplemente la muerte.
Venir aún hospital es lo más deprimente del mundo, nunca sabes cuando te puede tocar a ti, vivir aquellas situaciones. A medida que me acerco al mostrador donde están las enfermeras que te atienden, las guapitas, a las que no les sobra ni un kilo, que tienen unas tetazas, una estatura perfecta y sobretodo que son tan bordes. Me acerco a la que parece más eficaz:
-Buenas tardas, necesitaría localizar a mis padres
-Mira niña, aquí todos necesitamos localizar a alguien o te das prisa o te largas- su voz era super irritante y me dieron unas ganas de mandarla a cagar enormes. Pero era mi única posibilidad de encontrar a mis padres en poco tiempo.
-Si perdona, busco a los señores Sierra, los han ingresado hoy por un accidente de co…- en ese momento la tía esta me corta
-Que me da igual lo que haya pasado, habitación número 666
-Grac…- antes de que pueda acabar la palabra me interrumpe
-A ti- su voz era ya casi un susurro, me giro y empiezo a andar, vuelvo un momento la vista a atrás y observo como aquella pedorra está hablando con un chaval que acaba de llegar de la calle… parece su novio, y lo más extraño es que aquel chico también me suena a mí, al menos la cara. Cuando me quiero dar cuenta, vuelvo a estar en el suelo, me he chocado contra un anciano. Este no se ha caído porque se ha podido sostener contra la pared, menos mal… aun así no me libro de la reprimenda:
-Si es que los jóvenes de hoy en día no miráis por donde vais, sois unos irrespetuosos…- su voz era tenue, y encima hablaba a cámara lenta, la única forma de librarme de ese hombre era llorando. Así que con todo mi esfuerzo las lágrimas brotaron como una fuente y el ancianito dijo-…bueno bueno, que no es para tanto, ale hija ve con dios
-Gracias y disculpe- me levanto del suelo, sigo caminando hasta la sexta planta, habitación 666. Qué tópico… ahora resultará que está el diablo dentro… Antes de abrir la puerta noto un leve mareo, será la tensión. Entro a aquella habitación. La pared, suelo y techo blancos, hay una ventana que da vista al parque que hay abajo en el patio para los niños. Y dos camas separadas por lo único que no es blanco de aquella habitación una cortina.
Reconozco aquellas figuras humanas, cada una esta en una cama diferente. El pánico recorre mis venas. Hacia dos años que no les veía y era la primera vez después del juicio… Me siento en una silla que hay y me pongo a leer los informes médicos. No me dan más datos de los que tengo. Un accidente múltiple de coche, ha provocado que tengan un coma temporal o crónico, todavía no se sabe.
Me levanto y me pongo a mirar por la ventana, se puede ver a los niños jugueteando con los balones, a dos niñas saltando a la comba, a un padre riñendo a su hija… Todo esto me lleva al pasado, recuerdo que cuando tenía ocho o nueve años estaba en el parque con mi padre. Él estaba en un banco leyendo el periódico, a la sombra de un árbol. Y un niño muy malo, me lanzó mi pelota a la calle. Fui corriendo y sin pensarlo hacia ella, esta, rodaba hacia la carretera, y entonces mi padre me cogió del pelo muy fuerte, fue la primera vez que me “pegó”. Su rostro estaba lleno de ira y no decía más que insultos. Al principio me enfadé mucho con él, pero al paso de los años comprendía que lo hizo por mí.
Cuando consigo despejar mi mente de aquel recuerdo, me acerco a la cama de mi padre. Se le veía en su mundo, e incluso a veces parecía que me sonreía. Le cojo de la mano…-¿Por qué papa? Joder siempre me dijisteis ten cuidado con los coches, que hacen mucho daño… y al final sois vosotros…
Como veo que mis palabras no sirven para nada, pienso en ir a la cafetería, pero por si acaso dejo en la habitación mis cosas. Si uno de los dos despertaba se daría cuenta de que estoy en el hospital. Salgo por la puerta y llamo al ascensor. Justo cuando me voy a meter dentro, veo como sale disparada una enfermera hacía la habitación de mis padres. No me lo pienso más de dos veces. Corro y entro en el frío cuarto y mis esperanzas desvanecen.
Una enfermera me explica rápidamente, que mi padre había despertado con el ruido de la máquina de mi madre. Esto significaba que mi madre había tenido un paro cardiaco y que mi padre se ha puesto tan nervioso que se ha desmallado.
Ahora mismo veo como sacan a mi madre con la camilla, la llevan al médico para darle descargas y reanimarla. Ya no aguanto más y mi cuerpo se desvanece en un paisaje negro y acogedor. Aquí hace calor.
Muy bueno espero el siguiente
ResponderEliminaren fin que pena que me salgas como anónimo ^^ pero bueno si te conozco en persona grax y si no pos tmb besicoss.. el siguiente ya lo subo aora ;)
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