Hola hola gente que nos lee! Bueno, bueno, bueno, el capítulo 16 por fin llega a nuestras pantallas después de un mes de retraso... No hay mucho que decir... bueno, algo sí, este capítulo es algo más... fuerte por así decirlo, no es apto para menores de 18 o pernosas "sensibles" jaja bueno, por lo demás, creo que está bastante bien y es entretenido, esperamos que os guste. Y para la tranquilidad de todos, por fin hemos vuelto a la normalidad, asique si todo va como tenemos previsto cada fin de semana habrá uno, a no ser, que el capítulo se nos resista, pero en todo caso, ningún restraso será tan grante como este. Dicho todo esto, os dejo con el capítulo :)
*Capítulo dedicado a Saúl y Beto*
*Capítulo dedicado a Saúl y Beto*
CAPÍTULO 16:
CHARLIE…
Sigo hecha un ovillo
durante un minuto, después noto como Alberto se mueve poco a poco. Noto como
algo cae sobre mí: la toalla. La cojo y me tapo con ella como puedo, me
levanto, acomodo un poco más la toalla, y, roja como un tomate, le pregunto por
la ropa que me iba a prestar. Él sale de la habitación, riéndose un poco, por
lo bajo. Unos instantes después entra de nuevo con un montón de ropa doblada
sobre sus brazos, me la da. La cojo y me meto de nuevo en el baño, sin hacer
caso a los pinchazos que me da el tobillo cuando camino sobre esa pierna.
Cierro la puerta tras de mí y miro la ropa que me ha prestado: camiseta negra
de manga corta, pantalones caqui y botas impermeables, algo cómodo para moverse
por esta zona pantanosa. Me la pongo y después me miro en el espejo, con la
mano quito el vaho que se había formado y, con las manos, me peino como puedo
(no he visto ningún peine).
Salgo del baño y veo a
Alberto comiéndose un cuenco de sopa, apoyado en la barra de la cocina.
-Esto… hola –Digo algo
cortada
-Hola, toma, hice un poco de sopa –Dice, como si
hace nada, no me hubiera caído, no se me hubiera resbalado la toalla y no me
hubiera visto tal y como llegué al mundo. Actúa de manera normal, lo que me
supone un gran alivio, así será todo más fácil.
-Gracias –Le digo
mientras cojo el cuenco de sopa que me tendía –Tiene buena pinta, ¿de qué es?
–Le pregunto metiéndome una cucharada en la boca. Está rica.
-De tripas de oveja
–Me dice con una sonrisa de oreja a oreja. A mí me entran arcadas y me levanto
de la silla. Alberto me mira, ensanchando todavía más, si se puede, su sonrisa
–Es coña, jaja, es de carne de cerdo.
-Eres un idiota,
¿sabes? – Le digo sin poder evitar reírme.
-Pero soy TU idiota,
¿no? –Dice algo insinuante –No me digas que la toalla se te ha caído así, sin
más.
-Ehh… creo que te
equivocas… -Contesto. Empiezo a estar algo incómoda por el hecho de estar aquí.
Comienza a acercarse poco a poco, pero en vez de hacer cualquier cosa, como
besarme, levanta la mano y me acaricia suavemente la mejilla, se está realmente
agusto así. Alberto no es como los demás…
Oímos un ruido,
alguien acaba de entrar y oigo una voz que me resulta muy familiar.
-Beto, Beto, Beto, se
ha perdido una chica por el pantano y… -Se detiene al verme, aunque me ha dado
tiempo a moverme para que no nos vea juntos. Se ríe –Creo que te has vuelto a
adelantar
-Sí, es que esta pava
se había perdido, y, ya sabes cómo soy, decidí ayudarla– ¡Bien! Pienso
rápidamente, se ha saltado la parte del borracho. De repente me doy cuenta de
que es Diego, Javier está justo detrás de él, y me doy cuenta de que mira mi
tobillo hinchado. Al darse cuenta de que lo miro, me mira a los ojos, y yo
aparto mi mirada, cojo la sopa de nuevo y me siento en un sofá verde, junto a
la chimenea, esto comienza a ponerse interesante.
Alberto cierra la
puerta y recoge los abrigos de Javier y Diego. Este primero parece algo
disgustado conmigo, pero a la vez se le ve feliz de que esté bien. Él está
lleno de arañazos en brazos y piernas, con los ojos rojos de haber llorado y
con una herida que le sangra en su pierna derecha. Al principio me da pena,
pero, después al mirarlo mejor y pensar en lo ocurrido, que le den. No me quiso
y no me quiere, arrugo la nariz y me doy la vuelta, quiero entérame de la
conversación:
Alberto, muchas
gracias, es que se me escapó la cría –Dice Javi con un tono chulo, estoy a
punto de interrumpir, pero paso, mejor me quedo con mi sopita.
-No pasa nada, chaval,
para eso estoy, hacía tiempo que no hacía nada en esta mierda de curro que me
ha hecho sentirme algo útil –Se echan unas risas y Diego se sienta de mí en el
sofá.
-Bueno chiquilla, ¿y
por qué vas buscando líos por ahí?
Le miro un poco –Pss,
déjame en paz anda –Le digo con voz cansada.
-Ehh, a mi con
respeto, no es mi culpa que Javi no se haga respetar, a mí nada de chulerías
–Voy a contestarle, pero veo que su mirada se ha detenido en el sofá en el que
está Saúl -¿Quién es este burro? –Alberto deja de hablar con Javi y me mira, yo
sacudo la cabeza levemente.
-Nada, un amigo mío,
que se ha cogido un pedo…
-Pues que se pire de
mi sofá, ¡no te jode! Que se siente en el tuyo, ¡se está perdiendo el respeto
en esta casa ehh! –Dice con cara de pocos amigos, aunque se ve a la legua que
está fingiendo y que no está enfadado de verdad. Cambia de tema rápidamente
–Javi, ven, coge un poco de esa sopa y siéntate aquí, con este frío seguro que
tienes a Charlie arrugado –Dice cambiando radicalmente su cara y soltando
alguna risilla.
Tardo un poco en
pillarlo, y cuando lo entiendo, decido pasar del tema, no quiero ponerme roja.
Pero ellos siguen hablando y es complicado no escuchar siendo lo único que se
oye.
-Que se me va a
arrugar ¿qué? Pero bueno, ¿tú quién te has creído? Mi Carlos está
perfectamente, por Dios –Todos se ríen al ver la cara de Javier y su pose
“sexy” e “insinuante”, no puedo evitarlo, yo también me río.
-Eso es porque no has
visto a “mi chiquitín”, bueno, chiquitín... –Suelta Diego, levantándose y
haciendo como que se baja la bragueta, abro un poco más los ojos y noto como el
color me sube a la cara –Venga nena, no te hagas la inocente, tienes una cara
de guarrilla... –Me pongo todavía más colorada y aparto la mirada, noto cómo se
acerca –O, ¿no lo eres? –Dice con una voz súper insinuante.
-Pero… ¿qué dices?
–Digo echándome hacia atrás. Resulta que Alberto estaba apoyado en el respaldo
del sofá, y al empujarle hago que pierda el equilibrio, acaba sujetándose a mí
para que no se caiga. Ayudo a Alberto a recuperar la postura cuando Diego
suelta:
-Uy mira, si su
querida Charlie se ha puesto feliz –No puedo evitar bajar la mirada y ver el
bulto de su entrepierna –Jaja, la chavala esta te ha mirado a tu Charlie haciéndola
un repaso…
-Tía pobrecilla, va a
pensar que eres una cerda* -Dice Alberto incorporándose.
-Eh, eh, Beto, no me
niegues que no te encanta esa pava –Suelta como si yo no pudiera ni escucharle
–Además mira lo… “feliz” que estás y solo las has agarrado del brazo.
-Bueno, ya, ¿no?
–Suelta Javi, metiéndose en la conversación –Esta mocosilla es mía –Se acerca
a mí y me rodea con un brazo. Si no
hubiera pasado lo que pasó en el río, le abrazaría y le pediría que me sacara
de aquí, pero visto lo visto, decido alejarme de él. Como insiste en acercarse,
cojo mi cuenco, casi vacío, y tiro el contenido de este a la cara de Javi.
-Déjame, ¿vale? –Me
mira con cara de pocos amigos, pero acepta lo que le digo.
Se va al baño para
lavarse la cara y el cuello de su camiseta. Cuando vuelve, nos encuentra a los
tres sentados en el sofá: Diego a mi lado y Alberto detrás de mí, en el
respaldo, con cada una de sus piernas a mis lados. Le miro y veo como se acerca
a la nevera y saca unas cervezas, una lata de aceitunas y un poco de chocolate.
Se acerca, deja las cosas en la mesa y vuelven a hablar entre ellos, y, cómo
no, sale entre Diego y Alberto el tema de Charlie… (Que menudo nombrecillo para
sus… deben de ser hermanos) y ya harta del temita grito “¡YA BASTA!”
Los tres me miran
atentos y se quedan más tranquilos, pero, a los tres minutos, de vuelta a la
carga.
Suenan 12 campanazos
en el reloj de cuco que hay sobre la chimenea. Estoy sobada y se me cierran los
ojos poco a poco. Me echo para atrás, ahora Alberto no está en el respaldo, si
no justo detrás de mí, por lo que me apoyo en él para dormir un poco. Al cabo
de unos minutos me levanto de un salto al notar algo duro en la espalda.
Pero qué coño... miro
su pantalón, yo diría que va a estallar. Diego se queda mirando la escena y
Javier me mira, riéndose.
-Wowo chaval, ahora
que me fijo... ¿te ha crecido?
-Ya ves tío, 27 cm
nada más y nada menos.
-¿Qué dices?
¡FANTASMA!
-¿La quieres ver,
eehh? -Yo estaba roja, Javier "verde", solo nos falta el amarillo,
aunque para eso, creo que ya está Saúl...
-¡SOMOS UN SEMÁFORO!
-Digo pensando en voz alta
-¿QUÉÉÉ? -Exclaman los
tres a la vez. Alberto no puede ser el cerdo que tenía oculto bajo esa capa de
ternura que le veía antes; tiene la bragueta bajada... Al momento Javier me
mira, y, por fin actúa: se levanta de su sitio y se acerca a Alberto, le agarra
de la pichurra (que en ningún momento he llegado a ver y (creo) se la aprieta.
-¡ME CAGO EN...! SO
ANORMAL, ¡¿QUÉ MIERDAS HACES?! que eso es mío -Dice Alberto gritando y con una
mueca de dolor
-Deja en paz a mi
chica -Me separo de él, a buenas horas -Mira, tía no me mires así porque llevas
todo el tiempo intentado que te saque de aquí, que no soy tonto. Diego está en
el suelo, descojonándose como nadie y Alberto está en la cocina cogiendo hielo
para su miembro -¡EH! tú, perdona ¿va?
-Sí, sí, tienes una
pita de estar de lo más arrepentido. La verdad, no veo el momento de hacerte lo
mismo.
-Jaja, venga, no seas
quejicoso hermanito -Dice Diego, sin poder evitar reírse. De ver sus intentos
por ocultar la risa me acabo riendo yo también. Al final acabamos Diego y yo
partiéndonos el culo en el sofá, Alberto cara de pocos amigos, manteniendo el
hielo en la zona y Javier, mirándonos a los tres, cada vez riéndose más de la
situación
Al cabo de unos
minutos, Diego y yo acabamos tranquilizándonos, solo soltando alguna risita
puntual. Javier se había tranquilizado hacía ya rato y Alberto había dejado ya
el hielo y estaba sentado, mirándonos, esperando a que parasemos de reírnos de
él.
-Bueno, ya, ¿no? -Dice
Javier al ver que todavía nos reímos un poco
-Vale, vale, no me
comas -Dice Diego, soltando una carcajada después de la frase, está en ese
momento en el que cualquier cosa te hace reír.
Javier va a por un
vaso de agua, ya que me ha entrado hipo, pero, por lo menos, ya se me ha pasado
el ataque. Que buen rato que he pasado, la verdad. De repente a Alberto no se
le ocurre otra cosa que soltar "Bueno, Javi, al menos gracias a ti, parece
que está más grande". Se me ponen los ojos como platos al ver que no está
de broma; acaba de abrir un cajón, coger un metro que había en él y, de cara a
la pared, parece que se la está midiendo. Al terminar, todavía sin subirse el
pantalón, se acerca a Javier y le da un abrazo
-¡Tío, gracias!
Javier se separa,
asqueado. Justo en ese momento, Saúl se despierta, pero justo al abrir los ojos
ve que Alberto está justo está justo encima de él (sin subirse el pantalón
todavía) y pega un grito mientras da un salto instintivo hacia atrás. A Diego
le vuelve el ataque de risa, a mi me entra una risilla tonta y Javi se me queda
mirando.7
-Ahhh, pero, ¿qué
haces tío? ¡no me jodas! -Al parecer Alberto no se había dado cuenta de nada,
porque justo cuando le dice esto Saúl, se da cuenta de que lleva los pantalones
por los tobillos, y, con un ligero rubor en las mejillas, se los sube de nuevo.
Un silencio sepulcral invade de repente la habitación... bueno, la risa de
Diego suena de fondo, pero ya nos hemos acostumbrado todos a ella. La verdad es
un poco incómoda la situación, estoy en una casa, sola con tres tíos y un
borracho, que ha metido la mano bajo la camiseta para rascarse el sobaco. Me
giro y veo a Alberto algo pensativo. Me siento al lado de Diego, que parece el
más normal de todos los que están aquí, ya se le ha pasado el ataque, menos
mal, parecía que se iba a morir de la risa, estaba cada vez mas rojo, se veía
que le costaba respirar un poco y se había puesto la mano sobre la tripa de
dolor.
-Venga nena, vámonos
-Dice Javier, mirándome y tendiéndome una mano.
Estoy harta de que me
trate como a un puto burro -Mira, ni nena ni... -No me da tiempo a acabar la
frase.
-Bueno, pues nene, a
mi me da lo mismo como quieres que te llame, es hora de que te lleve a casa,
que es muy tarde para ti -Su voz de ha vuelto algo borde, no sé dónde se ha
metido el Javier qque conocía, pero quiero que vuelva.
-Yo no me piro
contigo, no soy tu niña -Odio tener que decirlo así, pero me tiene frita,
bueno, él y todos. Yo ahora mismo debería estar en casa, calentita, y viendo la
tele o algo por el estilo -¿Y sabes porque soy una "niña" según tú?
porque tú no quieres hacerme mujer, no te pongo lo suficiente para que
"Charlie se ponga feliz" -Alberto, Diego y Saúl nos miran con
interés, y Diego al decir lo de Charlie ha soltado una risa, pero no le ha
entrado el ataque de antes.
-Bueno, enana, no te
preocupes, yo te hago mujer -le miro raro -O en hombre, yo lo que haga falta
-No puedo evitar reírme. Pero mi sonrisa desaparece cuando se oye un portazo:
Javier se ha marchado. Alberto me mira y alza los hombros y las cejas.
Saúl se disculpa y lo
hace de verdad, ahora que hablo un rato con él, debo admitir que parece majo,
bueno, él Diego y Alberto. Una vez se ha pasado ese tema tan a vergonzante,
hablamos de cosas normales y soltamos unas risas. Al final de la conversación
nos pasamos los móviles y Saúl se va. Nos quedamos Diego, Alberto y yo solos.
Le pregunto a Diego si hay teléfono, que quiero llamar a casa para que no se
preocupen, porque, ahora que lo pienso, debería estar en mi cuarto y desaparecí
sin más, seguro que están preocupados, sobre todo después de lo del
secuestro... Les explico que estoy con Yolanda (que pensando en ello, tengo que
buscarla, porque después de la llamada de Víctor estoy preocupada por ella).
Diego me presta un
pijama, al final a tenido que ser de Alberto, ya que él es más bajito y me
queda mejor. Alberto dice que se va a ver si Saúl todavía anda cerca y así
ayudarle a no perderse ni nada, al final resulta que no es un cerdo a todas
horas, parece que le dan sus puntillos.
Me voy a meter en una
habitación para echarme a dormir, pero aparece Diego en la puerta y me mira.
-¿Qué pasa? ¿Tengo
monos en la cara?
-No, no, es solo que
esta habitación en la que ibas a entrar es la mía.
-Ahh... bueno... es
que es la que está más ordenada... y bueno...
-Tranqui, tranqui, me cambio
y te la dejo -Me guiña un ojo y se quita
la camiseta, me lo quedo mirando... que cuerpazo... -Ey, enana, que se te salen
esos ojos de las órbitas -Aparto la mirada, algo sonrojada -Tranquila... -Se
acerca a mí abraza por detrás, no aguanto más y me doy la vuelta, le miro a los
ojos y lentamente me acerco para besarle, pero él me esquiva -Creo que te
equivocas, ¿qué pasa con Javier?
-Pues por lo visto
Javi no quiere nada conmigo... -Me intento acercar de nuevo, pero él se vuelve
a apartar.
-Tía, me da igual,
esto está mal ¿vale? yo tengo novia -Baja la mirada en esa última palabra.
-Pues sinceramente,
con el tono en el que lo has dicho, no te creo -En seguida me doy cuenta que me
estoy equivocando al decir al decir eso. Diego me mira y sonríe tristemente.
-Bueno, en teoría
tienes razón... mi novia murió hace ya seis meses de leucemia, y bueno, todavía
no he estado con otra chica ni nada -No sé qué decir, me he quedado en blanco,
pobre chaval.
-Tienes razón, no
debería estar aquí, mejor me voy -Cuando me quiero dar cuenta ya es demasiado
tarde, y mis manos recorren su cuerpo, quiero parar, mejor dicho, debería
parar, pero no quiero. Diego me mira y sus ojos refleja una ternura...
Comenzamos a besarnos
mientras sus manos m quitan el pantalón de pijama que me ha prestado. Cuando me
quiero dar cuenta, ya lo estamos haciendo, y es una sensación extraña, al
principio era un dolor casi insoportable, pero, después solo un ligero escozor
y una sensación que solo puedo calificar como placer. Algo dentro de mí me dice
que esto está mal, que no debería estar pasando así, debería ser diferente. Al
acabar, Diego se deja caer a mi lado.
-Diego... no
deberíamos... -Me calla con un beso.
-Tranquila, que esto
quedará entre nosotros dos -Me envuelve con los brazos en un gesto protector.
Noto que quiere decirme algo, pero no se atreve, al cabo de un par de minutos
lo hace -Oye, ¿en serio tú eras... virgen? Es decir, perdona por la pregunta,
pero... -Al principio, pienso en contestarle algo borde, pero es obvio que no
lo ha hecho con mala intención, me ha tratado genial.
-Sí, pero yo... quería
que fuera único, especial... tendría que haber sido fantástico.
-¿Tendría? bueno,
señorita, perdone que no haya sido de su agrado -Hace que se indigna y gira la
cabeza para no mirarme, no puedo evitar reírme un poco -Tranquila, yo también
quería que fuera especial, siento que no haya sido como esperabas.
-No, tranquilo,
recuerda que he sido yo quien ha comenzado -Diego se levanta y comienza a
vestirse, pero yo le agarro y le impido que se vaya -No te vayas por favor.
-Ah, pensé que
querrías estar sola.
-No.. -Me doy cuenta
de algo, él se da cuenta de que algo me pasa, debo de haberme quedado algo
pálida, pero decido no decirle nada. Nos acostamos e intentamos dormir. Cuando
noto que su respiración se vuelve profunda y acompasada y sé que se ha dormido,
le digo al oído -No has usado el preservativo...- Intento dormirme, al
principio no puedo, pero al cabo de unos minutos, lo consigo, y mis últimos
pensamientos se los dedico a Yolanda, esté donde esté, espero que esté bien.
*Los hermanos hablan entre sí como si ambos fueran tías.
*Los hermanos hablan entre sí como si ambos fueran tías.
Aleluyaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!
ResponderEliminarPor fin habeis publicadooo!! Como no publicarais ya iba a tirar el ordenador!! A estado genial ^^ felicidades!!
Y... ¿Como que no ha utilizado preserba? No la habreis dejado enbarazada?? NO?? Como no publiqueis rapido boy a acabar tirandome por la ventanaaaa ;))
PD.¿Cuantos botos conseguiesteis en la encuesta de los top 40 blogs?? 1 no?? quie os boto?? Yo aajjaja era para deciros que soy buestro fan 1!!
Jajaja siii porfiiin! yo ya m estaba agobiando al ver que no encontraba tiempo... Muchísimas gracias! pues.. pues... no puedo decírtelo, pero como ya he comentado es probable que el finde que viene esté el 17 ^^
EliminarAhh, pues si te soy sincera, me apunté y se me pasó con tantas cosas que tengo, pero aún así muchas gracias por votarnos, nos encanta que te guste tanto la historia! :D
tio no la dejeis embarasada y q se quede con diego :D me gusta mas q javi, victor y pedro
ResponderEliminarJajaja bueno, igual antes todos preferíais a Víctor antes que a Javier y ahora preferís a Javier... Ya se verá que pasa con Diego, que va a dar de que hablar lo de esa nochecilla.. jeje
Eliminar