viernes, 9 de noviembre de 2012

CONFIANDO EN LA MENTIRA: CAPÍTULO 5

Bueno aquí dejo el cpaítulo 5, besicosss y a disfrutar, si quieres algo, comenta!!

Mi mente sigue pensando que mis ojos le han engañado, no puede ser él. Y si era él ¿por qué no le he reconocido solo con la voz? La verdad hacia bastante que no le veía pero ¿por qué me quiere matar? Si no le he hecho nada, cada vez más preguntas vienen a mi mente.
 Bueno, me tengo que relajar. Respiro suavemente y empiezo a mover con cuidado los dedos. Me estoy riendo, parezco una recién nacida, ya que me cuesta pero me lo paso bien. Por fin al cabo de media hora ya tengo todas mis habilidades de movimiento, eso si, al andar parezco un pato. Decido quitarme esta bata verde tan ridícula y vestirme normal. Cuando ya me estoy poniendo la chaqueta viene el médico:
-Pero bueno jovencilla ¿Quién te ha dado permiso?- tendría unos 60 años. Su barba blanca le llegaba asta el ombligo jajaja, pero su expresión parecía de enfado
-Es que ya estoy bien, quiero ver a mis padres y marcharme a mi casa- esto se lo digo con una decisión que nunca había tenido
-Haber ya le hemos curado el golpe de la cabeza, tiene 5 puntos- me llevo la mano y me toco la brecha, tenía razón, ya estaba arreglada, y eso que no había preguntado por Cristina la amiga esa de Marta- y su desmayo se debió al cansancio y estrés del día.
-Bueno pues como ya estoy curada me voy
-Ha eso venía, quería ver si ya estabas bien para darte el alta y noticias de tus padres- mi mirada no se separada de sus verdes ojos, no le contesto por lo que yo creo que presupone que quiero que continué- tu padre esta mucho mejor; que despertara del coma por el ruido de la máquina de tu madre fue un acto de supervivencia, es muy fuerte y en un par de meses se recuperara. Ahora esta muy asustado pero sus constantes bien, la verdad que su progreso nos ha sorprendido gratamente…- se calla, supongo que habrá visto en mis ojos que me alegraba que estuviera bien, pero que yo lo que quiero saber es de mi madre- peque, mejor siéntate, porque no quiero más accidentes hoy ¿vale?- no quiero sentarme, pero supongo que si no lo hago no abrirá la boca, me acomodo en la cama y le hago una seña para que continué- bueno pues tu madre fue la que se llevó la mayor parte de los daños en el accidente, ya que el air bag de tu padre saltó, pero el de ella se bloqueo. Tiene grandes fracturas, no se si le habrás visto el cuerpo vendado, y tiene una contusión cerebral. Su corazón falla muy a menudo,  hoy le ha dado el quinto paro cardiaco en dos días…
En este momento le interrumpo -¿Cómo que en dos días? ¿Cuánto tiempo llevo sedada?
-No te preocupes, te mantuvimos dormida dos días para garantizarnos que descansabas y te recuperabas correctamente- decido no contestarle a eso yo hubiese preferido que únicamente me diesen un par de puntos.
-Bueno y después de todo eso, ¿mi madre se recuperara?- mis ojos estaban muy nerviosos y noto como el brazo del médico se desliza por mis hombros, como para darme un abrazo.
-Hemos hecho todo lo que hemos podido, pero tu madre se encuentra en un estado lamentable- hace una pausa para ver mi reacción, pero yo me mantengo fuerte, ¿por qué me iba a preocupar por una madre que nunca me quiso?- bueno, pero nunca hay que darse por vencidos, ella sigue en coma eso es cierto, pero puede llegar a despertar, el único problema es que en el accidente se rompió la columna vertebral, está parapléjica de por vida, según como veamos su progreso la familia, es decir, tu y cuando se recupere tu padre debe decidir que hacer. Yo os daré mi opinión siempre pero la final será la vuestra. Eso si, sí vuestra madre tiene un coma permanente y no despierta  yo os recomendaría que…- le corto, no quiero que siga, la opinión de ese médico de pacotilla no me importa.
-Bueno esta bien gracias- me levanto de sopetón, se que le he dejado con la palabra en la boca,  me da igual, cojo mi bolso y salgo de la habitación. Si aquel médico no me hubiese dicho nada  tal vez iría a ver que tal estaban. Pero ahora… ahora me dan igual. Al principio me importaron pero no puedo olvidar el pasado… La vida que llevé después del accidente de mi hermano… que no se la merece nadie vivir. Por su culpa empecé a salir a la calle, me dejé influenciar por malas personas… y lo peor de todo… fue cuando Marcos desapareció. No pude soportar ese golpe. Me acuerdo cuando me quedé tumbada en la calle. Cuando Carmen me ayudó a encontrar casa y después de todo aun así, me intenté suicidar. Aquel día hacía mucho frío y ya no aguantaba más, mis ojeras eran enormes y la palidez de mi cara increíble. Cogí una cuchilla y me tumbé en la bañera, con cuidado fui cortándome las venas de la mano derecha, rasgando la piel y cuando acabé hice lo mismo con la izquierda, no sentí dolor, solo un quemazón y una especie de picor. El agua empezó a enrojecerse y mi energía se desvanecía. Pero alguien entró en casa, creo que fue Carmen aunque nunca me lo ha querido decir. Y me incorporó de la bañera, me hizo torniquetes en las muñecas y llamó a una ambulancia. Y desde entonces no he querido volver a poner un pie en el hospital ni en casa de mis padres.
La última vez que ví a ese par de desgraciados volvía a casa a por mi osito de peluche, me recibió mi madre a grito pelado. Me lanzó el oso y me dio una torta. Sus palabras literalmente fueron: vete desgraciada no te quiero volver a ver por aquí. Me acuerdo que mi padre estaba por detrás de mi madre mirándolo todo y con lágrimas en los ojos. Cuando mi madre se volvía a abalanzar sobre mí, él la agarró por la cadera para que no pudiera hacerme nada. Yo creo que me comprendía, que sabía que yo no tenía la culpa, siempre he tenido un vínculo muy fuerte con mi padre, pero desde que apoyó a mi madre o  al menos no me ayudó a salir adelante, no le quise volver a ver. Pero siempre me acordaré de aquella expresión.
Bah! Basta ya de roerme el coco. Ya he bajado a la planta 0 del hospital, no me voy a dar la vuelta porque estoy segura de que si lo hago me arrepentiré y subiré a verles. Al salir me fijo en que otro aburrido de la vida a pintado junto a la polla una mierda y moscas a su alrededor, la puerta de cristal se va a convertir a este ritmo en un mosaico pienso. Salgo del hospital. Quiero llegar rápido a casa, así que a un buen paso dobló la esquina y una ráfaga de aire se cruza conmigo. Que gusto, el viento, siempre ha sido mi mejor amigo. Él nunca te abandona y te suele guiar.
Ya he llegado a mi portal, subo por las escaleras y al entrar me encentro todo tal cual estaba. Me alegro, nadie ha entrado durante mi ausencia. Me desvisto y la ropa va directa al cesto de ropa sucia. Ordeno un poco todo para que me pueda organizar. Pongo el dial de mi música favorita y me caliento el café que sobró del otro día. Voy a mi habitación y saco la caja de debajo de mi cama. La llevo al salón y me pienso varias veces que hacer. Puede que al abrirla encuentre una explicación a todo o que simplemente sean fotos o recuerdos. No se que hacer. Sigo pensándolo hasta que se me ocurre llamar a una amiga y abrirlo junto a ella. Primero pienso en Helen y Sara pero, ellas pensarán que me estoy volviendo loca o cosas así. Así que rápidamente me decanto por Carmen, ella siempre me ha ayudado. Cojo el móvil y la llamo:
-Hola Carmen, no tengo tiempo ven inmediatamente
-Pero peque ¿qué te pasa? Hace bastante  que no te veo y mira que es raro siempre te pasas a verme
-Te lo explico en mi casa, pero ven ya
-Está bien cojo a Carolina y voy, que no puedo dejarla con nadie, tardo 30 minutos besos
-Adiós gracias
Nerviosa e impotente es como me siento ahora mismo, estas dos palabras me describen perfectamente. Sé que Carmen va ha tardar unos treinta minutos. ¿Pero que hago ahora? No puedo mantenerme quieta. Mis manos no dejan de temblar al mismo ritmo que las piernas.
Ya esta, como va a venir Carmen con la peque haré tortitas. Para ello necesito los ingredientes. Cojo el dinero de la hucha que tengo para gastos extras. Creo que con veinte euros iré de sobra. Bajo por las escaleras rápidamente aunque con cuidado de no caerme. Entro en el super que está justo debajo de mi casa.
A ver… necesito harina, huevos, sirope de chocolate, leche… ya lo he cogido todo, aunque voy a aprovechar y compro la cena y la comida de los próximos días, así que en la cesta de la compra añado ocho latas de comida precocinada y un par de filetes (entrecot vacuno, muy rico, para alguna ocasión especial). En total me gastó 18.98€, no me ha salido caro la verdad, aunque me jode que siempre en cualquier sitio pongan esos noventa y algo céntimos, para engañar al comprador.
Voy corriendo a casa, mezclo los ingredientes y la masa va directa a la sartén. Poco a poco las tortitas van estando echas. Cuando echo la última porción de masa en la sartén suena el timbre. Voy corriendo a la puerta, abro y entra Carolina corriendo, debe de haber olido las tortitas desde fuera, que rica es la niña… Me apresuro y apago la vitrocerámica, la última tortita se cocinará con el calor que queda en la sartén. Antes de que me de tiempo a ofrecer una tortita a Carolina, ella se come una, metiéndosela rápidamente en la boca, y encuentra el sirope en la bolsa de la compra:
-Anda que eres mas espabilada que tu madre y yo juntas- me río- bueno enana ahora te pongo una película pero adme un favor, guarda la comida que queda en la bolsa tu. Ya sabes los filetes a la nevera y las latas al armario
-Bueno vale, ¿pero cuantas tortitas puedo comer?- dice con voz cariñosa a la vez que me da un beso en la mejilla
-Mmmm yo diría que las que quieras pero eso no depende de mí- por detrás se asoma Carmen, que me guiña el ojo, ¡nuestro saludo!
-Carolina solo puedes tres, que luego te duele la tripa- la niña al principio pone cara de pocos amigos, pero después de calcular el tamaño y el chocolate que se pondría en cada una acepta y se pone a colocar la comida, mientras yo le saco un plato de plástico para que meriende. (Solo tengo de plástico porque los de porcelana se rompen en seguida y me parece un gasto de más)
-Bueno Carol, ahora ya tienes el portátil encendido, supongo que te habrás acordado de coger tu película ¿no?
-Siiii!!!! No te preocupes… ya se colocarla yo, ahora iros que molestáis- dice en un tono lleno de inocencia, me encanta.
-Bueno pero antes dime, ¿ya estás bien o sigues malita?
-Bueno ya he vuelto a ir al colegio, pero la medicina me la sigue dando mami- ya he acabado de hablar con la peque así que miro a Carmen y la hago una señal para ir al salón, cerramos la cocina para no molestar a Carolina y nos sentamos en el sofá.
Carmen tiene los ojos muy raros, debe estar preocupada:
-Nayara ¿dónde demonios te habías metido? He estado muy preocupada, se que los de accidente de coche fueron tus padres, lo ví en las noticias… pero no puedes ir desapareciendo sin más.
-Lo siento, entiendo que estés preocupada, pero ahora mismo te necesito- la miro y sus ojos se vuelven más claros, está relajada, es el momento de abrir la caja- bueno Carmen, esta caja contiene objetos o cosas de mi hermano, y sola no podría abrirla porque.. Temo venirme abajo- se que no es esa la razón, sino por miedo, pero no le iba a contar nada que no fuera necesario.
-Pues yo creo que no deberías abrirla, si es de tu hermano…- Carmen se ha puesto muy nerviosa de repente. Su mirada está perdida, no para de observar la caja, pero decido pasar de su comentario.
-Bueno pues contigo o sin ti la voy a abrir- asiente ligeramente, está pálida, pero no voy a quedarme con la intriga, quiero ver que hay. Decidida como nunca, rajo el celofán con unas tijeras que tenía a mano.
Lo primero que encuentro es una libreta, tiene anotados un montón de nombres, algunos de chico (Fernando, Germán…) y otros de chica (Sara, Carolina, Mónica…) La mayoría de ellos están tachados. Carmen me  la arrebata de las manos. Y se pone a leer detenidamente.
-Ya vale, es mejor que lo dejemos- dice casi en un susurro pero paso de ella.
Sigo cotilleando. Y solo veo ropa de bebes, peluches, chupetes... a medida que voy sacando cosas Carmen va poniendo cara de asco y cuando encuentro un sobre con la palabra fotos pega un chillido.
-Te he dicho que ya vale- me lo arrebata de las manos, está furiosa, empieza a guardar todo en la caja. No puedo reaccionar, nunca la había visto así, sus ojos están oscuros casi negros. Cuando una dulce voz me saca de mi nube:
- Mami, ¿qué ha pasado?
-Niña vete a la cocina te he dicho que no molestes cuando mama está reunida- Carmen empuja a Carolina hacia la cocina, la enana sin rechistar se vuelve a poner la película y en ese momento de despiste aprovecho para quitarle el sobre. Necesito ver el contenido.
Al abrirlo me quedo quieta y empiezo a observar las fotos. La primera es una foto de mi hermano junto a Carmen, ¿por qué están juntos, si ellos nunca se han hablado?, voy pasando fotos y cada vez me quedo más desconcertada, estas fotos no están aclarando nada, solo me sirven para liarme más.
 Por lo que se ve en las imágenes, estoy completamente equivocada, Carmen y Alex estaban saliendo, hay fotos besándose, durmiendo juntos, en la moto de mi hermano…
 Pero el momento en el que Carmen me mira con mucha preocupación y yo paso la siguiente foto es único, mi hermano sale besando la tripita de Carmen cuando esta está embarazada…
Y después encuentro una radiografía de Carolina. Las lágrimas caen por mis mejillas suavemente empapándola, me caigo hacia atrás apoyándome en el respaldo del sofá.
 Solo me queda ver una imagen, la miro atentamente y mi teoría se confirma… por detrás de esta, pone la fecha de dos días antes de que mi hermano muriera. Le vuelvo a dar la vuelta a la fotografía y salen Carmen con 17, mi hermano con 16 y Carolina con 2.
La única idea que tengo clara ahora mismo es que Alex y Carmen ocultaron algo muy gordo, que afectaba a bastantes personas, entre ellas a mí, soy tía.  

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