CAPITULO 2
Me levanto de
la cama, bajo las escaleras, salgo por el portón del catillo en dirección a una
cabaña en la que guardamos objetos viejos o algunas herramientas. Cuando llego
a la cabaña abro la puerta y lo cojo, sigue igual de bien, la cuerda tensa, y
la madera no esta tan mal como pensaba que iba a estar después de tanto tiempo.
Cojo una diana la coloco y me separo unos 15 metros para empezar. Cojo una
flecha del carcaj y la pongo en arco ya en posición para tirar. Disparo y...
doy justo en el centro, la verdad no me
esperaba esto, creía que me habría oxidado un poco y me costaría varios
intentos darle en el centro, pero veo que no es así, genial.
Desde que era
bastante pequeña practico el tiro con arco, todo lo que sé sobre esto me lo
enseño mi hermano Dane, es 5 años mayor que yo. Se marchó de aquí hará un par
de años en cuanto cumplió la mayoría de edad, dado que como yo detestaba este
sitio, odiaba a Darius y echaba de menos a mi madre. Cuando se fue me quiso
llevar con él, no me quería dejar sola aquí, pero no se lo permitieron y se
tuvo que marchar sin mí. Ahora también le echo de menos a él. Cuando mi madre
murió y mi padre se olvidó de mi, Dane era lo único que me quedaba y al
marcharse, lo perdí todo. Todavía puedo oír su voz siempre que practicábamos
juntos:
-Muy bien
hermanita, ya verás como dentro de poco me superas incluso a mi- después de
esto siempre me revolvía el pelo de la cabeza, esto me molestaba y la apartaba
para que parase, y él se reía fuertemente, nos llevábamos estupendamente y
después de la muerte de mi madre nos unimos aún más.
Después de
tirar varias veces y acertar en todas, oigo como alguien aplaude detrás de mí,
doy un saltito por la sorpresa e inmediatamente me doy la vuelta para ver de
quien se trata, como no es Darius ¿qué hace?¿espiarme? porque ahora lo veo
hasta en la sopa cuando hace tan solo un par de días no le veía en ningún
momento, ni aunque le buscara. Estaba acostumbrada a su ausencia, a estar sola
en todo momento sin que nadie me molestara, ahora es casi agobiante, como estar
en una multitud, ven todo lo que haces, porque estás rodeada, no puedes hacer
nada sin que unos ojos te miren.
-Bueno, ¿hoy
es el día de recordar viejos tiempos?- me dice en un tono alegre.
.No sabía qué
hacer, y me acordé de esto, desde que Dane marchó no he practicado, solo alguna
vez y muy de vez en cuando. Respecto a la familia si echo de menos a mi
familia, cuando madre murió y Dane se fue me quedé sola- le digo
acusatoriamente y en un tono bastante cortante, se le ve dolido, genial esa era
justo mi intención que se sienta mal por estos
años en los que me he sentido absolutamente sola. Me marcho antes de que
me pueda contestar, voy a la cabaña dejo el arco y el carcaj con las flechas y
me voy.
Decido ir a
ver la tarta, ya que han pasado un par de horas y ya debería estar lista para
comerla. La cojo de donde la tenía guardada, y la huelo, mmm huele genial:
moras, un olor dulzón reforzado por el azúcar y bueno sí, a fresas, vi un saco
lleno de ellas en la despensa y no me pude resistir a echar un par de ellas.
Cojo un cuchillo y corto una porción, la coloco sobre un plato y pruebo un
poco, una explosión de sabor me estalla en la boca, he de decir que es una de
las mejores tartas que he hecho. Después de comerme el resto de la porción me
voy a la cama, estoy agotada.
Me despierto
con una luz blanca muy potente, casi cegadora. Me doy la vuelta ne la cama para
no dar de cara a la ventana y también me
tapo la cara con la almohada. Poco después al comprobar que no voy a poder
dormirme de nuevo me levando de la cama y me dirijo al enorme armario, lo abro
y cojo lo primero que me encuentro en él, me pongo la ropa bastante despacio,
sigo un poco adormilada. Salgo de mis aposentos y bajos las escaleras. Me sirvo
un desayuno abundante, me he despertado con bastante hambre, después de
desayunar preparo el almuerzo por si me entra hambre en el paseo. Después de
prepararlo todo salgo del castillo y me dirijo al establo para coger a Yinx,
hoy me siento necesitada de desconectar del mundo, es raro ya que me acabo de
despertar y no me ha dado tiempo a hacer gran cosa que me pueda haber hecho
sentir triste, puede que sea algo con el comportamiento de Darius de este
último días, pero no sé, estoy hecha un lío.
Una vez tengo
toda la comida en un saco de arpillera, me dispongo a ensillar a Yinx. Cojo la
silla de un armario en la que están mi silla de montar, la de mi madre y la de
Darius. Bueno ahora solo la mía y la de mi madre, la de Darius no está supongo
que alguien tendrá algún problema y habrá ido a ver de qué se trata, como
siempre. Coloco bien la silla sobre Yinx, la ajusto para que esté bien prieta,
y coloco el saco de arpillera de manera que se ate a la silla cayendo por el
lado derecho del caballo, así me será más cómodo transportarlo. Monto sobre
Yinx y salgo del establo dirigiéndome a la entrada al bosque por la que siempre
voy, ya que hay un camino que se ve bastante bien y es complicado perderse, yo
ya conozco muy bien esta parte del bosque y ya no necesito el camino, pero la
costumbre de entrar por esa zona no la he perdido, además queda muy cerca del
castillo por lo que no entiendo porque tendría que entrar por otra. Cuando digo
entrada es alguna zona con menos follaje y árboles, por donde se ve mejor lo
que hay al otro lado, ya que se puede acceder al bosque libremente, no hay ninguna
valla ni nada por el estilo.
Ya estoy casi
entrando al bosque cuando una voz que grita mi nombre me detiene:
-¡Tara!¡Tara!-
no me lo creo... es Darius ¡otra vez! y va montado sobre su caballo, asique por
esto no estaba su silla...viene a toda prisa y se para justo a mi lado.
-¿Qué queréis
Darius?- le digo con un tono cansado.
-Me voy de
paseo con vos Tara, hace bastante que no doy uno y me apetece mucho, y más aún
si es con vos- le miro extrañada, no quiero que venga conmigo, los paseos los
doy para estar sola, son míos y también lo eran de mi madre, pero bajo ningún
concepto suyos.
-Lo siento,
pero no quiero que vengáis de paseo conmigo Darius- le digo, voy al asunto no
me voy por las ramas.
-Oh, claro, y
como vos sois mi hija, la princesa, y yo vuestro padre, el Rey, tengo que
haceros caso a todas las órdenes que me impongáis ¿verdad Tara?- me dice
irónico.
-Ha ha,
pero bueno, que gracioso que sois ¿no
Darius?, bueno el caso es que no quiero que vengáis conmigo, doy paseos para
estar sola, pensar, no quiero a nadie que los de a mi lado, y menos a vos- le
aclaro.
-Bueno... está
bien, no iré con vos Tara, pero a cambio tendréis que venir pronto, nada de
llegar a la hora de la cena ¿está bien?- no le digo nada, solo me vale con que
no venga conmigo, por lo que ya estoy de camino a la entrada del bosque, pero
al ver que no le respondo se enfada- ¡TARA!- me grita a todo pulmón.
-¡QUE SÍÍÍ!-
le chillo con la misma fuerza que él a mí. Una vez le digo esto retomo mi
camino con Yinx hacia la entrada del bosque. Hoy voy a dar un paseo algo largo,
después de esta charla con Darius estoy algo confusa y necesito aún más la
soledad de mis paseos con mi caballo.
Llevo varias
horas caminando, no se cuantas son, solo sé que con muchas, mas de las que
debería teniendo en cuanta que todavía me queda el camino de vuelta hacia
Avenia. Decido parar, descansar alado de un arroyo de aguas cristalinas, me
acerco y bebo un poco, esta riquísima, y está bastante fresca, lo cual se
agradece con este calor tan agobiante. Después de beber yo y darle un poco a
Yinx, que estaba sediento, me recuesto a la sombra de un sauce llorón que hay
alado de este arroyo tan bonito. Si lo pienso un poco y me fijo un poco más en
el follaje de mi alrededor me doy cuenta de que estoy en una zona que no conozco,
ni si quiera me suena haber pasado alguna vez con mi madre, ya que con ella
llegaba un poco más lejos que ahora que voy sola, me angustia un poco saber que
he llegado tan lejos, no sé si voy a saber volver, y si lo consigo es probable
que llegue muy tarde, y por la noche incluso el bosque de Roán es peligroso.
Roán... según
lo que sé fue el fundador de nuestro Reino hace unos 200 años, tras la
destrucción de un lugar llamado Nueva Cimeria o Nueva Ucrania, Roán también
mandó construir el castillo, en el que ahora mismo vivo, para vivir en él,
desde ese día nuestro castillo no ha sido reformado ni una vez, y tampoco lo
necesita, imagino que fue diseñado por los mejores arquitectos del lugar y
construido por mano hábiles.
Decido echarme
un sueñecito, de repente me siento agotada, los párpados me pesan y se me
cierran solos, me duermo en seguida.
Me despierto
sobresaltada al oír un ruido, una rama al partirse, lo que me indica que no
estoy sola, recuerdo todo, haberme perdido y ese extraño agotamiento repentino
al echarme bajo el sauce. Me levanto con rapidez y me pongo a mirar a mi
alrededor para comprobar si puedo ver el causante de ese ruido tan alarmante.
Pero al mirar en todas direcciones no veo nada... ni si quiera a Yinx, creía
que estaba a mi lado... cuando me dormí estaba aquí, junto a mí. Debería
haberlo atado. Comienzo a buscarlo, cuando llevo como 10 minutos lo encuentro
bebiendo del arroyo, pero más abajo de donde lo hice yo antes. Menos mal que lo
he encontrado, aparte de que le quiero como a mi propio hermano, sin él la
vuelta a palacio sería casi imposible. Ahora que lo pienso debe de haber sido
él el que ha roto esa rama que me ha despertado, bien, otra preocupación que me
quito de encima, como diría Dane: he matado dos pájaros de un tiro.
Cojo a Yinx y
vuelvo a donde tengo las cosas, pero justo cuando llego donde había dejado mi
mochila me fijo en dos puntos verdosos que me miran desde el follaje y la
oscuridad del bosque, intento fijarme un poco más, pueden ser dos luciérnagas o
algo por el estilo, pero de repente esos puntos parpadean, dejando claro que
son dos ojos que me miran muy fijamente, con odio. No sé qué clase de criatura
puede ser, lo único que tengo claro es que debe ser muy grande por el tamaño de
esos dos ojos, y que no le agrada mi presencia aquí.
La criatura
avanza poco a poco, dejándome a mi sin respiración, sin poder moverme, ya que
mis piernas no me responden, no reaccionan, tengo tanto miedo que me he quedado
helada, solo puedo ver como sale poco a poco de su escondite de arbustos y
árboles. Cuando un poco de su piel sale a la luz del Sol, unas escamas moradas
reflectan la luz de este levemente, es como si su piel brillara. Lentamente
saca el resto de su cabeza, dejando claro que este "animal" que tengo
frente a mí es un dragón.
El dragón saca
poco a poco el resto del cuerpo dejándome ver, aterrorizada, que es enorme.
-¡Pero mira a
quien tenemos aquí Montu!- Dice el dragón, al decir el nombre Montu espero a
que salga otra criatura de entre las sombras, quizá otro dragón, pero no sale
ni nada ni nadie, que extraño.- Pero si es la pequeña princesita Tara…
-C…co…como
s-sabes mi n...nombre?- le digo en un hilo de voz.
El dragón me
mira feliz de que esté así de asustada por su presencia, pero también veo odio
en su mirada. Después ve mi en mi rostro esa confusión que me han producido sus
palabras.
-Oh, ¿tu papaíto
no te ha hablado de mí? Jajaja, ¿qué? ¿te tenía bien escondidita en lo más
profundo del castillo?.
-No- le digo-
salgo todos los días al bosque, el no tiene derecho a mandar sobre mí.
-Jajaja Tara
nos ha salido rebelde ¿eh?- se carcajea el dragón- Y entonces, que pensaba, ¿que
no me atrevería a salir de mi bosque para venir al vuestro?- luego recuerda que
no tengo ni idea de lo que me está hablando y me aclara- Bueno, pero que
descortés por mi parte, y mucho mas tratándose de vos, Tara Kendrick, princesa
de Epos, yo soy Montu- Ah genial, ósea que este dragón habla consigo mismo…-
soy un dragón que habita en el Bosque Oscuro, y bueno, según la profecía de un
humano llamado Gorger, tengo que llevaros a mi castillo para… bueno, mejor que
sea una sorpresa, así será mucho más divertido- dice mientras ríe ruidosamente.
Yo le miro
sorprendida por dos razones: la primera: la profecía de Gorger, que era el
galeno del castillo hace menos de un siglo… y la segunda: según Montu, Darius
sabía de todo este asunto de la profecía, ¡y no me ha dicho nada! También estoy
asustada, eso es obvio ósea, llega un dragón enorme y me dice que me va a
llevar a su castillo para hacerme solo Dios sabe qué, es normal estarlo ¿no?
-¿No os ha quedado claro Tara?- dice Montu después de
un silencio, habrá pensado que se alargaba demasiado- Vengo a por vos.
Nooo! pobre Tara, sale a pasear y la quiere secuestrar un dragón, eso no le pasa a cualquiera, me encanta la historia ya quiero leer el próximo capitulo!
ResponderEliminarUn besote grande, Lucia.
jajaja bueno, no todo es casualidad... jjaja el proximo la semana que viene el lunes o asi, igual mas pronto ^^
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